06 Dic XXV Capítulo General CSsR – Un Capítulo en contexto misionero
Del 31 de octubre al 25 de noviembre la Congregación del Santísimo Redentor ha celebrado su XXV Capítulo General, órgano que regula la vida y la misión de los redentoristas en todo el mundo y que se celebra cada seis años.
En esta ocasión el Capítulo General se ha trasladado hasta el continente asiático como signo de apoyo y reconocimiento hacia las comunidades redentoristas que experimentan un mayor crecimiento y una mayor vitalidad en este momento. Con esta opción se pretendía, además, que la Congregación entera ampliase y renovase su horizonte misionero experimentando en primera persona el vigor y el testimonio de los cohermanos que trabajan en el oriente del mundo anunciando la buena noticia. Un Capítulo, pues, en un contexto plenamente misionero.
Pattaya es el nombre de la ciudad que ha acogido el Capítulo. En esta ciudad de Tailandia los Redentoristas gozan de una presencia muy fuerte y significativa en el ámbito social, particularmente a través de la “Fundación Padre Ray”, que comprende más de seis centros de acogida y formación, especializados en distintas realidades de periferia: centros para personas con discapacidades psíquicas o físicas, guarderías para niños de familias pobres, centros para personas invidentes y casas de acogida para niños de la calle o adolescentes huérfanos. Este hecho, según comentó el Superior General, Michael Brehl, fue también prioridad a la hora de elegir esta ciudad con la intención de que la reunión se desarrollase en un contexto explícito de misión.
En concreto, el Capítulo se ha desarrollado en el interior de un complejo gestionado por los redentoristas tailandeses con distintos proyectos sociales. Para la ocasión se construyó un gran salón de reuniones. Esto permitía que, durante los descansos o tiempos libres, los capitulares pudiesen mantener contacto directo con estas realidades marginales, renovando en todos la llamada al anuncio misionero, especialmente entre los más pobres y abandonados a los que somos enviados los redentoristas.
En un contexto más amplio, los capitulares tuvieron la oportunidad de descubrir la riqueza cultural de este país. Tailandia es una monarquía constitucional que está viviendo en este momento el tiempo de luto decretado por la muerte del rey Bhumibol, que había reinado desde 1946. No dejaba de ser curioso que en todas las calles y en la mayoría de edificios públicos, y también casas privadas, la figura del rey estuviera presente con distintas imágenes y pequeños altares donde los tailandeses le rinden culto. El país cuenta aproximadamente con 67 millones de habitantes, de los cuales un 95% practican la religión budista, siendo minoría los musulmanes con un 4,6% y los cristianos con el 0,7% de la población; las tres religiones viven pacíficamente.
La ciudad de Pattaya, de unos 107.000 habitantes, es conocida por ser destino favorito del “turismo sexual”. Un dato demasiado visible en sus calles, llenas de hombres y señores jubilados europeos o americanos acompañados de chicas tailandesas muy jóvenes, y en los miles de negocios de masajes en los que se ofrecen servicios sexuales. Una realidad bien triste y, ciertamente, vergonzante…
Pero volvamos a nuestro terreno. Componían el Capítulo 101 miembros, apoyados por un pequeño grupo de cohermanos encargados de las indispensables tareas de la infraestructura capitular: expertos en derecho canónico, notarios, intérpretes, técnicos en medíos de comunicación y otros variados servicios de asistencia técnica.
Durante la primera semana, el tema fundamental de las sesiones versó sobre el estado actual de la Congregación redentorista. La tarea concreta de estos días se centró en la presentación de los informes del Superior General, de cada una de las cinco Conferencias en que está dividida la Congregación y de cada Secretariado del Gobierno General con sus logros, dificultades y retos.
Simplificando mucho y redondeando números, una primera fotografía nos muestra una Congregación que vive inmersa en proceso de reestructuración con más de 5.000 miembros que animan más de 700 comunidades presentes en 82 países. Está creciendo con fuerza en África y en Asia; se mantenie vigorosa en América Latina y está disminuyendo progresivamente en Europa y América del Norte. Para ser justos, hay que decir que, a pesar de las dificultades y de la disminución progresiva en el número de redentoristas en Europa y América del Norte, la Congregación todavía tiene una presencia notable en este hemisferio norte. En Europa, por ejemplo, y según figura en el informe del Superior General, hay en estos momentos 1.428 redentoristas. Se reconocen, pues, signos de esperanza, sobre todo en algunas de sus Unidades, que tratan de hacer frente a un contexto social y eclesial adverso. Incluso en estos lugares sigue habiendo jóvenes dispuestos a entregar su vida para anunciar el Evangelio a los pobres, ya que, según el citado informe, hay 88 jóvenes que están en su formación inicial. Podemos, pues, decir, sin miedo ni complejos, que nuestra Congregación está viva.
Una de las primeras tareas del Capítulo fue la elección del Gobierno General. Después de dos días de retiro preparatorio, predicado por el cardenal Tagle, de Filipinas, y valorado como un tiempo de gracia, se produjo la elección del nuevo Gobierno para el próximo sexenio. En un primer momento, el 9 de noviembre, día en el que se cumplía el 284 aniversario de la fundación de la Congregación, el Capítulo reeligió, casi por unanimidad, al P. Michel Brehl como Superior General para un segundo mandato. Dos días después fue elegido el Consejo General, compuesto por seis miembros, cinco como representantes de las cinco Conferencias. Dos de ellos repiten mandato: Jeffrey Rolle (América Norte) y Alberto Eseverri (Europa). Los otros cuatro fueron elegidos por primera vez: Nicholas Martin (África); Rogerio Gomes (América del Sur) y Sebastian Dato (Asia). Posteriormente fue elegido el P. Pedro López para completar los seis Consejeros que forman el Gobierno General. Finalmente el 14 de noviembre, entre estos seis Consejeros fue elegido como Vicario General el P. Alberto Eseverri. La Provincia redentorista de Madrid, queda así representada con dos españoles que prestarán su servicio en Roma, cosa que solo ocurrió, salvando distancias, en los inicios mismos de la Congregación cuando todos sus miembros eran italianos.
Una vez formado el Gobierno, se comenzó a reflexionar, discutir y votar cada una de las propuestas que figuraban en el documento de trabajo. Primero en sesiones conjuntas para clarificaciones o aportaciones nuevas, después en reuniones por grupos lingüísticos y, finalmente, en sesiones plenarias para la presentación de las síntesis de los grupos y la votación de cada propuesta. Esta dinámica consumió las dos últimas semanas del Capítulo.
Fue en este tiempo cuando el XXV Capítulo General tomó decisiones que pretenden concretizar en la vida y en la misión redentorista el tema del Capítulo anterior, inspirador del actual documento de trabajo, que rezaba: “Predicar el Evangelio de manera siempre nueva”. Para llevar a cabo este objetivo, se propuso: “Renovar los corazones, renovar la misión y renovar las estructuras” a través de orientaciones que afectan a la solidaridad entre las comunidades redentoristas y con los pobres, a la promoción vocacional, la formación, el carisma, el diálogo con la cultura, la disponibilidad y la itinerancia como signos concretos del estilo de vida redentorista, la misión compartida con los laicos, la corresponsabilidad, la estructura de la Congregación en Unidades y Conferencias, la Curia General, la Teología Moral, la preocupación por los destinatarios de la misión (pobres, migrantes y jóvenes) y las dificultades en el hemisferio norte.
Finalmente el Capítulo redactó y aprobó el mensaje que ha sido enviado a todos los congregados y asociados, y definió, por consenso, el tema para el próximo sexenio que deberá iluminar la reflexión y el trabajo pastoral en cada Unidad: “Testigos del Redentor, solidarios para la misión, en un mundo herido”.
Con estas orientaciones, el mensaje final, el tema para el próximo sexenio y los documentos oficiales que se enviarán más adelante, nos toca ahora a nosotros, religiosos y laicos, dar vida al carisma redentorista en cada una de nuestras comunidades locales.
El XXV Capítulo General redentorista ha sido, ciertamente, una experiencia enriquecedora que, ahora, espera sus frutos. Los más inmediatos se vivieron allí mismo, en el clima fraterno y comunitario de los días de trabajo. Los gaudeamus, la liturgia compartida y las visitas programadas para los fines de semana hicieron posible el deseo del Superior General al comenzar el Capítulo: “Que estos días formemos una verdadera comunidad guiada por el Espíritu Santo”.
Damián Mª Montes