22 Sep Una alegría inagotable
Hoy en día hemos simplificado la comunicación de las emociones, sobre todo aquellas que tienen que ver con expresiones de alegría o satisfacción, encontrándonos con una variedad de emoticonos cada vez más originales y simpáticos.
En mensajes cortos, con pocas palabras y más representaciones compartimos aquello que podemos estar sintiendo en ese momento. La palabra alegría fácilmente nos puede llevar a simplificar el término, reduciéndolo a acontecimientos, personas o lugares concretos; seguramente contenga todo eso, pero nos quedamos cortos, porque implica mucho más.
Los creyentes hoy tenemos como tarea manifestar con nuestra vida la alegría que nos provoca la presencia de Dios en ella…. un Dios que se ha acercado a nuestra historia, haciéndose como uno de nosotros, para experimentar también la alegría, más que como emoción, como un estado permanente y contagioso.
A eso estamos llamados quienes creemos en la Buena Noticia, no como un mensaje recibido sino como un estilo de vida que toca y trastoca todos sus ámbitos.
Si estamos atentos a lo cotidiano descubrimos las miles de formas que tiene Dios de comunicarse; transformándose en las mejores palabras, un paisaje con sonidos naturales, la risa de un bebé por la mañana, el saludo del anciano que pasea por el parque, la caricia de la madre, el crujir de las hojas secas que pisas en otoño… Todo esto no es más que expresiones sencillas, donde en la vida de cada ser humano, se va encarnando la alegría de Dios.
Si quieres leer el artículo completo de Mane Arenas, catequista Sopeña, Bogotá, puedes hacerlo en este enlace.