SEMANA DE ORACIÓN POR LA UNIDAD DE LOS CRISTIANOS. DÍA 8

SEMANA DE ORACIÓN POR LA UNIDAD DE LOS CRISTIANOS. DÍA 8

DÍA 8: Sábado, 25 de enero

A la espera del reino y de la vida futura
 
Apocalipsis 21,1-4
Entonces vi un cielo nuevo y una tierra nueva. Nada quedaba del primer
cielo ni de la primera tierra; nada del antiguo mar. Vi también bajar
del cielo la ciudad santa, la nueva Jerusalén. Venía de Dios, ataviada como
una novia que se engalana para su esposo. Y oí una voz poderosa que
decía desde el trono:
— Esta es la morada que Dios ha establecido entre los seres humanos.
Habitará con ellos, ellos serán su pueblo y él será su Dios. Enjugará las
lágrimas de sus ojos, y ya no habrá muerte, ni luto, ni llanto, ni dolor, porque
todo lo viejo ha desaparecido.

Salmo 85,8.10-12
Señor, muéstranos tu amor,
danos tu salvación.
Su salvación está cerca de quien lo venera,
la gloria va a morar en nuestra tierra.
El amor y la verdad se han encontrado,
la justicia y la paz se abrazan.
La verdad brota de la tierra,
la justicia surge del cielo.

Lucas 12,35-40
Estad preparados y mantened vuestras lámparas encendidas. Sed como
criados que están esperando que el amo regrese de una boda, listos para
abrirle la puerta en cuanto llegue y llame. ¡Felices aquellos criados a
quienes el amo, al llegar, los encuentre vigilando! Os aseguro que los hará
sentarse a la mesa y él mismo se pondrá a la tarea de servirles la comida.
Felices ellos si al llegar el amo, ya sea a medianoche o de madrugada, los
encuentra vigilando. Pensad que si el amo de la casa supiera a qué hora va
a llegar el ladrón, impediría que le perforaran la casa. Pues también
vosotros estad preparados, porque cuando menos lo penséis vendrá el Hijo
del hombre.

Lectura patrística
De la tradición siríaca
Respira la vida futura de Dios quien en esta creación vive en el amor.
Ya aquí en este mundo respira el aire del nuevo nacimiento. En este mismo
aire, encontrarán sus delicias los justos en la resurrección. El amor:
este es el reino al que aludía nuestro Señor cuando prometía a los apóstoles
místicamente que comerían en su reino: «Comeréis y beberéis en la
mesa de mi reino». ¿Qué es lo que comerán, si no es el amor? Es suficiente
el amor para alimentar al hombre en lugar de comida y bebida. Este es el
vino que alegra el corazón del hombre. ¡Bienaventurado aquel que ha
bebido de este vino!

Oración
Jesucristo es el Señor, para gloria de Dios Padre
Oh, Cristo Señor, que por nosotros te hiciste pobre
y que prometes que los pobres heredarán el reino de los cielos,
tú nos llenas de tus riquezas. R.
Oh, Señor Jesús, manso y humilde de corazón,
que revelas un mundo nuevo a los que confían en ti,
tú nos das tu plenitud. R.
Oh, Cristo Señor, que te arrodillaste y oraste con el rostro en tierra,
tú que en la tristeza trazaste un camino de consuelo,
eres la alegría que nada ni nadie puede quitarnos. R.
Oh, Señor Jesús, que derribas a los gobernantes y a los poderosos
y que vistes a los pacificadores con un manto glorioso,
tú nos transformas a tu imagen. R.
Oh, Cristo Señor, misericordioso y compasivo
que en la cruz perdonaste al ladrón que murió contigo,
te suplicamos: acuérdate de nosotros cuando entres en tu reino. R.

Oremos
¡Oh, Señor, apresura la venida de tu día grande y glorioso!
En nuestra oscuridad, muchos hombres y mujeres ya no se atreven a
esperar.
Protege la llama de la fe en los corazones de los débiles y de los que
sufren.
Que la Iglesia sea un fiel heraldo de la victoria de Cristo, tu Hijo,
sobre la muerte
y un faro de espera para su regreso en la gloria.
Él es el Viviente, contigo y con el Espíritu Santo
ahora y por los siglos de los siglos. AMÉN.