SEMANA DE ORACIÓN POR LA UNIDAD DE LOS CRISTIANOS. DÍA 7

SEMANA DE ORACIÓN POR LA UNIDAD DE LOS CRISTIANOS. DÍA 7

DÍA 7: Lo que ahora es así no tiene por qué seguir siéndolo

 
CANTO: Magnificat.
 
Jb 5, 11-16
Pone a los humildes en lo alto,
en lugar seguro a los afligidos;
frustra los planes del astuto,
hace que fracasen sus intrigas;
enreda en su astucia a los sabios,
arruina los planes tortuosos;
en pleno día se topan con tinieblas,
van a tientas lo mismo que de noche.
Pero salva al pobre de lenguas afiladas,
lo libra de manos opresoras;
así el indigente vive con esperanza,
pues la maldad cierra su boca.
Palabra de Dios.
 
Lc 1, 46-55   
Entonces dijo María:
— Todo mi ser ensalza al Señor.
Mi corazón está lleno de alegría
a causa de Dios, mi Salvador,
porque ha puesto sus ojos en mí
que soy su humilde esclava.
De ahora en adelante
todos me llamarán feliz,
pues ha hecho maravillas conmigo
aquel que es todopoderoso,
aquel cuyo nombre es santo
y que siempre tiene misericordia
de aquellos que le honran.
Con la fuerza de su brazo
destruyó los planes de los soberbios.
Derribó a los poderosos de sus tronos
y encumbró a los humildes.
Llenó de bienes a los hambrientos
y despidió a los ricos con las manos vacías.
Se desveló por el pueblo de Israel, su siervo,
acordándose de mostrar misericordia,
conforme a la promesa de valor eterno
que hizo a nuestros antepasados,
a Abrahán y a todos sus descendientes.
Palabra del Señor.
 
Reflexión
Job estaba viviendo una buena vida e inesperadamente sufrió la pérdida de su ganado y sirvientes, y soportó la desolación por la muerte de sus hijos. Estaba sufriendo mental, corporal y espiritualmente. Todos experimentamos estos sufrimientos que afectan nuestras mentes, nuestros cuerpos y espíritus. Podemos alejarnos de Dios y de los demás. Podemos perder la esperanza. Sin embargo, como cristianos, estamos unidos en una misma fe de que Dios está con nosotros en medio de nuestro sufrimiento.
El 11 de abril de 2021 en Minnesota, Daunte Wright, un hombre afroamericano desarmado de veinte años fue asesinado a tiros por un oficial de policía blanco en un control rutinario de tráfico. Este incidente ocurrió durante el juicio de Derek Chauvin por el asesinato de George Floyd.
No es difícil sentirse desesperado cuando se nos recuerda una y otra vez que vivimos en una sociedad fracturada que no reconoce, respeta y protege en plenitud la dignidad humana y la libertad de todos los seres humanos. Según el P. Bryan Massingale, un destacado profesor de ética social especialista en justicia racial, «la vida social la hacen los seres humanos. La sociedad en la que vivimos es el resultado de elecciones y decisiones humanas. Esto significa que los seres humanos pueden cambiar las cosas. Aquello que los seres humanos rompen, dividen y separan, puede ser también sanado, unido y restaurado con la ayuda de Dios. Lo que ahora es no tiene por qué seguir siendo así, esa es la esperanza y el desafío».
En la oración, los cristianos hacen que sus corazones entren en armonía con el corazón de Dios, para amar lo que él ama y amar como él ama. Por tanto, la oración armoniza los corazones de todos los cristianos más allá de sus divisiones, para amar lo que Dios ama, a quienes él ama y como él ama, y para hacer que este amor se manifieste en nuestras obras.
 
Unidad cristiana
El Magníficat es el canto de alegría de María por todo lo que ve que Dios hace: restaurando el equilibrio entre los seres humanos al alzar a los humildes; reparando la injusticia al alimentar a los hambrientos; y recordando a Israel, su siervo. El Señor nunca olvida sus promesas ni abandona a su pueblo. Es fácil pasar por alto o subestimar la fe de aquellos que pertenecen a otras comunidades cristianas, particularmente si esas comunidades son pequeñas. Pero el Señor salva a su pueblo levantando a los humildes y reconoce el valor de cada uno. Estamos llamados a ver como él ve y a valorar a cada uno de nuestros hermanos y hermanas cristianos como él los valora.
 
Oración de los fieles
Elevemos, hermanos, nuestra oración a Dios Padre, por la mediación
de su Hijo, en la unidad del Espíritu Santo.
—         Para que quienes dirigen las diferentes Iglesias cristianas descubran siempre en la Palabra de Dios la fuerza transformadora y la fuente de la unidad que Dios desea para su Iglesia. Roguemos al Señor.
—         Para que el Espíritu Santo conceda a todas las Iglesias cristianas fortalecer los vínculos de unión, y se dejen transformar en todo aquello que las separa. Roguemos al Señor.
—         Para que todos y cada uno de los cristianos nos esforcemos cada vez más por proteger y cuidar a los miembros más débiles del cuerpo de Cristo, especialmente los niños, jóvenes, ancianos, enfermos, pobres, inmigrantes y desahuciados. Roguemos al Señor.
—         Para que los que han renunciado a cualquier porvenir humano en vista de la solidaridad social y el servicio a los hombres, se sientan comprendidos en su respuesta generosa y sean estímulo de imitación para otros. Roguemos al Señor.
—         Por todos los que durante estos días estamos rezando por la unidad de los cristianos, para que, junto al deseo de unidad, se afiance y crezca en nosotros el convencimiento de que solo el amor de Cristo podrá hacernos superar toda barrera de injusticia. Roguemos al Señor.
Escucha benignamente las súplicas de tu Iglesia, Señor, para que se realice cuanto antes el deseo de Jesús: que haya un solo rebaño y un solo pastor. Por el mismo Jesucristo, que vive y reina por los siglos de los siglos.
 
Desafío
¿Cómo podemos unirnos en Cristo con la esperanza y la confianza de que Dios «cerrará la boca de la maldad»?
 
Oración
Dios de esperanza, ayúdanos a recordar que estás con nosotros en el sufrimiento.
Ayúdanos a encarnar la esperanza entre nosotros cuando la desesperanza venga a habitar sin más remedio en nuestros corazones.
Concédenos el don de estar arraigados en tu Espíritu de amor, mientras trabajamos juntos para erradicar toda forma de opresión e injusticia.
Concédenos el valor de amar lo que tú amas, a quienes tú amas y como tú amas, y de expresar este amor con nuestras obras. Por Cristo, nuestro Señor. Amén.