SEMANA DE ORACIÓN POR LA UNIDAD DE LOS CRISTIANOS. DÍA 3

SEMANA DE ORACIÓN POR LA UNIDAD DE LOS CRISTIANOS. DÍA 3

DÍA 3:  Haz justicia, ama la misericordia, camina humildemente

Canto: ESCUCHAD.
Mi 6, 6-8
¿Con qué me presentaré ante el Señor
y me postraré ante el Dios de lo alto?
Me presentaré ante él con holocaustos,
con novillos que tengan un año.
¿Agradarán al Señor miles de carneros?
¿Le complacerán diez mil ríos de aceite?
¿Le entregaré mi primogénito por mi delito,
el fruto de mis entrañas por mi pecado?
Se te ha hecho conocer lo que está bien,
lo que el Señor exige de ti, ser mortal:
tan sólo respetar el derecho,
practicar con amor la misericordia
y caminar humildemente con tu Dios.
Lo que el Señor exige de ti, ser mortal,
tan solo respetar el derecho,
practicar con amor la misericordia
y caminar humildemente con tu Dios.
Palabra de Dios.

Mc 10, 17-31
Iba Jesús de camino, cuando vino uno corriendo, se arrodilló delante de él y le preguntó:
— Maestro bueno, ¿qué he de hacer para alcanzar la vida eterna?
Jesús le dijo:
— ¿Por qué me llamas bueno? Nadie es bueno sino solamente Dios. Ya sabes los mandamientos: No mates, no cometas adulterio, no robes, no des falso testimonio, no engañes a nadie; honra a tu padre y a tu madre.
El joven respondió:
— Maestro, todo eso lo he guardado desde mi adolescencia.
Jesús entonces, mirándolo con afecto, le dijo:
— Una cosa te falta: Ve, vende cuanto posees y reparte el producto entre los pobres. Así te harás un tesoro en el cielo. Luego vuelve y sígueme.
Al oír esto, se sintió contrariado y se marchó entristecido, porque era muy rico. Entonces Jesús, mirando a su alrededor, dijo a sus discípulos:
— ¡Qué difícil les va a ser a los ricos entrar en el reino de Dios!
Los discípulos se quedaron asombrados al oír estas palabras. Pero Jesús repitió:
— Hijos míos, ¡qué difícil va a ser entrar en el reino de Dios! Es más fácil para un camello pasar por el ojo de una aguja que para un rico entrar en el reino de Dios.
Con esto, los discípulos quedaron todavía más sorprendidos, y se preguntaban unos a otros:
— En ese caso, ¿quién podrá salvarse?
Jesús los miró y les dijo:
— Para los hombres es imposible, pero no lo es para Dios, porque para Dios todo es posible.
Pedro le dijo entonces:
— Tú sabes que nosotros lo hemos dejado todo para seguirte.
Jesús le respondió:
— Os aseguro que no hay nadie que haya dejado casa, hermanos, hermanas, madre, padre, hijos o tierras por causa mía y de la buena noticia, y no reciba en este mundo cien veces más en casas, hermanos, madres, hijos y tierras, aunque todo ello sea con persecuciones, y en el mundo venidero la vida eterna. Muchos que ahora son primeros, serán los últimos, y muchos que ahora son últimos, serán los primeros.
Palabra del Señor.

Reflexión
Un nosotros, no un yo. El profeta advierte al pueblo lo que significa fidelidad a la alianza con Dios: «Lo que el Señor exige de ti, tan solo respetar el derecho, practicar con amor la misericordia y caminar humildemente con tu Dios». En hebreo bíblico, la justicia y la bondad (misericordia) no son diferentes u opuestas entre sí. De hecho, están unidas en una sola palabra, mishpat. Dios nos ha mostrado lo que es bueno, pidiéndonos que practiquemos la justicia amando la bondad y caminando humildemente con tu Dios. Caminar humildemente con Dios significa caminar junto a los demás y, por lo tanto, no se trata solo de algo individual: mi caminar, mi amor.
El amor al que Dios nos invita es siempre un amor que nos reúne en comunión: un nosotros, no un yo. Esta perspectiva marca la diferencia en el modo de «practicar la justicia». Como cristianos, actuamos con justicia para manifestar la presencia del reino de Dios en el mundo y, de esta manera, invitar a otros a entrar en este espacio de la bondad del amor de Dios. En el reino de Dios todos somos amados por igual como hijos de Dios, y como Iglesia de Dios estamos llamados a amarnos unos a otros como hermanos y hermanas e invitar a otros a participar de ese amor.
Practicar la justicia, amar la bondad y caminar humildemente con nuestro Dios es una llamada para todos los cristianos a trabajar juntos dando testimonio del reino de Dios en nuestras comunidades: como un nosotros, no como un yo.

Unidad cristiana
«Caminar humildemente» fue el gran desafío del joven rico que le preguntó a Jesús qué debía hacer para heredar la vida eterna. Había obedecido todos los mandamientos desde su juventud, pero no podía dar el paso para unirse a los discípulos de Jesús debido a su riqueza; estaba en deuda con sus posesiones. Qué difícil es para los cristianos soltar aquello que consideramos nuestras riquezas, que nos alejan de una riqueza mayor, la de unirnos a los discípulos de Jesús en la unidad de los cristianos.
Oración de los fieles
Oremos a Dios Padre, en el nombre de Jesús, de quien procede toda reconciliación.
—         Para que quienes ejercen cualquier tipo de autoridad en la Iglesia lo hagan con humildad y auténtico espíritu de servicio, iluminando la vida de los creyentes con la Palabra de Dios. Roguemos al Señor.
—         Para que todos los que se dedican al estudio de la Sagrada Escritura, a través de sus investigaciones, ofrezcan a las Iglesias fundamentos para la comunión entre ellas. Roguemos al Señor.
—         Ayuda, Señor, a los cristianos de todas las confesiones a ser fieles a la llamada del Señor y dar testimonio de su fe allí donde un hermano experimente el sufrimiento y el dolor. Roguemos al Señor.
—         Para que los cristianos demos testimonio concorde de caridad hacia los pobres, los marginados y los más necesitados. Roguemos al Señor.
—         Para que en el mundo crezca la paz, la libertad y la justicia y se superen las divisiones y las rivalidades entre los pueblos. Roguemos al Señor.
Dios, Padre misericordioso: tu Hijo oró por su Iglesia en la última cena, concédenos el don de la unidad para que el mundo crea. Por Jesucristo, nuestro Señor.

Desafío
¿Cómo pueden nuestras Iglesias responder mejor a las necesidades de nuestros prójimos más vulnerables? ¿Cómo podemos hacer para que cada voz sea respetada en nuestras comunidades?

Oración
Dios de amor y misericordia, Ensancha nuestra mirada para que podamos comprender la misión a la que estamos llamados junto a nuestros hermanos y hermanas cristianas, de manera que mostremos la justicia y la bondad misericordiosa de tu reino. Ayúdanos a acoger a nuestros prójimos como tu Hijo nos acogió. Ayúdanos a ser más generosos al dar testimonio de la gracia que nos has concedido por tu liberalidad.
Por Cristo, nuestro Señor. Amén.

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