18 Ene SEMANA DE ORACIÓN POR LA UNIDAD DE LOS CRISTIANOS – DÍA 1
DÍA 1 Aprended a hacer el bien
CANTO: Amarás al Señor.
Is 1, 12-18
Cuando entráis en mi presencia
y penetráis por mis atrios,
¿quién os exige esas cosas?
No traigáis más ofrendas injustas,
el humo de su cremación
me resulta insoportable.
Novilunio, sábado, asamblea…
no soporto reuniones de malvados.
Odio novilunios y fiestas,
me resultan ya insoportables,
intento en vano aguantarlos.
Cuando tendéis las manos suplicantes,
aparto mi vista de vosotros;
por más que aumentéis las oraciones,
no pienso darles oído;
vuestras manos están llenas de sangre.
Lavaos, purificaos;
apartad de mi vista
todas vuestras fechorías;
dejad ya de hacer el mal.
Aprended a hacer el bien,
tomad decisiones justas,
restableced al oprimido,
haced justicia al huérfano,
defended la causa de la viuda.
Venid y discutamos esto,
—dice el Señor—.
Aunque sean vuestros pecados
tan rojos como la grana,
blanquearán como la nieve;
aunque sean como la púrpura,
como lana quedarán.
Palabra de Dios.
Lc 10, 25-36
Por entonces, un doctor de la ley, queriendo poner a prueba a Jesús, le hizo
esta pregunta:
— Maestro, ¿qué he de hacer para alcanzar la vida eterna?
Jesús le contestó:
— ¿Qué está escrito en la ley de Moisés? ¿Qué lees allí?
Él respondió:
— Amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, con toda tu alma, con todas tus fuerzas y con toda tu inteligencia; y a tu prójimo como a ti mismo.
Jesús le dijo:
— Has respondido correctamente. Haz eso y vivirás.
Pero el maestro de la ley, para justificar su pregunta, insistió:
— ¿Y quién es mi prójimo?
Jesús le dijo:
— Un hombre que bajaba de Jerusalén a Jericó fue asaltado por unos ladrones, que le robaron cuanto llevaba, lo hirieron gravemente y se fueron, dejándolo medio muerto. Casualmente bajaba por aquel mismo camino un sacerdote que vio al herido, pero pasó de largo. Y del mismo modo, un levita, al llegar a aquel lugar, vio al herido, pero también pasó de largo.
Finalmente, un samaritano que iba de camino llegó junto al herido y, al verlo, se sintió conmovido. Se acercó a él, le vendó las heridas poniendo aceite y vino sobre ellas, lo montó en su propia cabalgadura, lo condujo a una posada próxima y cuidó de él. Al día siguiente, antes de reanudar el viaje, el samaritano dio dos denarios al posadero y le dijo: “Cuida bien a este hombre. Si gastas más, te lo pagaré a mi vuelta”. Pues bien, ¿cuál de estos tres hombres te parece que fue el prójimo del que cayó en manos de ladrones?
Palabra del Señor.
Reflexión
Según Isaías, Dios quiere que Judá no solo practique la justicia, sino que abrace el principio de hacer siempre el bien. Dios quiere que no solo cuidemos a los huérfanos y las viudas, sino que obremos con justicia y busquemos el bien para ellos y para cualquier persona marginada por la sociedad. La palabra hebrea para bien es yaw-tab’ y significa estar contento, alegre, ser agradable, hacer el bien, hacer algo hermoso.
Ser cristiano significa ser discípulo. Todos los cristianos están bajo la Palabra de Dios, aprendiendo juntos lo que es hacer el bien, y quiénes son los necesitados de solidaridad. A medida que la sociedad se vuelve más indiferente ante las necesidades de los demás, nosotros, como hijos de Dios, debemos aprender a hacer nuestra la causa de nuestros hermanos y hermanas oprimidos diciendo la verdad a los poderosos y, si es necesario, defendiéndolos para que puedan vivir en paz y con justicia. ¡Haciendo esto siempre actuamos con justicia!
Nuestro empeño en erradicar el pecado del racismo para poder ser sanados requiere de nosotros que estemos preparados y dispuestos para entrar en relación con nuestras hermanas y hermanos cristianos.
Unidad cristiana
Un doctor de la ley le preguntó a Jesús: «¿Y quién es mi prójimo?». La respuesta de Jesús exige de nosotros que miremos por encima de las divisiones por motivos religiosos, tribales o nacionalistas para poder reconocer a nuestro prójimo necesitado. Los cristianos también deben ver más allá de estas divisiones que existen dentro de la familia cristiana para reconocer y amar a nuestros hermanos y hermanas en Cristo.
Oración de los fieles
A Dios, nuestro Padre, que con amor rige los destinos de su Iglesia, presentemos confiadamente nuestra oración.
— Ayuda a todos los pastores y representantes de las distintas Iglesias y comunidades eclesiales, para que nos guíen por el camino del diálogo y la comprensión mutua, potenciando los lazos de unidad que el Espíritu ha hecho crecer entre nosotros.
Roguemos al Señor.
— Para que, dejándonos impulsar por el soplo del Espíritu Santo, fuente de comunión, las Iglesias sean constructoras de paz, de libertad, de justicia y de solidaridad entre todos los hombres.
Roguemos al Señor.
— Pidamos por los frutos de la Semana de Oración que hoy comenzamos, para que empeñados en la búsqueda de su justicia haciendo el bien, el Señor nos conceda el don de la unidad de los cristianos.
Roguemos al Señor.
— Para que todos los que en este mundo experimentan el sufrimiento y el dolor encuentren siempre en los cristianos el rostro de Cristo que alivia sus cansancios y desalientos.
Roguemos al Señor.
— Para que cada día los cristianos maduremos en nuestra unión con Cristo a través de la oración, y de esa forma superemos los prejuicios que nos separan y enfrentan.
Roguemos al Señor.
Señor, Dios nuestro, lleguen a tu presencia los deseos de nuestro corazón y las súplicas de nuestros labios. Por Jesucristo, nuestro Señor.
Desafío
¿Quiénes son los marginados u oprimidos en tu sociedad? ¿Cómo podrían las Iglesias caminar juntas con estos hermanos y hermanas, responder a sus necesidades y hablar en su nombre?
Oración
Señor, llamaste a tu pueblo de la esclavitud a la libertad, danos fuerza y coraje para salir al encuentro de aquellos que están necesitados de justicia. Permítenos ver esta necesidad y proporcionar ayuda, y, a través de tu Espíritu Santo, reúnenos en el único redil de Jesucristo, nuestro pastor. Amén.