07 Sep Seis jóvenes listos para el noviciado
Dos calabreses (Angelo y Francesco), un siciliano, dos españoles (Pablo y Jesús) y un venezolano (José Antonio), conforman el equipo de jóvenes novicios que, tras un periodo preliminar de casi dos años (postulantado), entraron de lleno en la vida del noviciado, con la celebración presidida por el Padre General de los Redentoristas, Michael Brehl, en la casa de Ciorani (Sa).
Comienza un nuevo año para ellos, un viaje formativo tras las huellas de San Alfonso para encontrar, conocer, amar y servir mejor al Señor. Como en toda nueva aventura, el placer del descubrimiento es una de las emociones positivas de este viaje. El “Equipo del Noviciado”, con su desarmante acogida y disponibilidad, es el inicio de un viaje que se materializó antes de que hubiera tiempo para realizarlo.
Los nuevos horarios regulares marcados por el toque de una campana a prueba de sordos, el tiempo para la lectura, la oración, la meditación y, sobre todo, la cita con el Señor, son el eje de este nuevo año con los “hijos de San Alfonso”. Pasar de una vida llena de compromisos y estímulos -en la que lo esencial suele pasar a un segundo plano- a un ritmo de vida en el que el tiempo dedicado a la oración y al encuentro con el Señor se diluye de repente.
Es la paradoja de poder saborear la libertad con mayúscula entre los muros del noviciado y la alegría de la oración; es tener el tiempo de saborear la frescura de la Biblia, un libro que sigue vivo y hablando hoy, y apreciar la intuición de que para vivir al final no se necesitan muchas cosas, y la relación fructífera con el Señor y el prójimo es una de ellas.
En este contexto son fundamentales la relación de cercanía y la confrontación positiva con los compañeros de viaje, la confianza, el apoyo y la sabia guía del padre Maestro. Pero, ¿a dónde nos llevará esta aventura? A pesar del optimismo inicial, a falta de una bola de cristal es difícil saber a dónde les llevará este viaje. La única certeza es poder decir el día de mañana “ha sido un buen viaje, de la mano del Señor”.