24 Feb REZAR EN CUARESMA –25 febrero 2016.
Canto: Sólo Dios basta.
PRIMERA LECTURA: Jeremías 17, 5-10
Así dice el Señor:
«Maldito quien confía en el hombre, y en la carne busca su fuerza, apartando su corazón del Señor.
Será como un cardo en la estepa, no verá llegar el bien; habitará la aridez del desierto, tierra salobre e inhóspita.
Bendito quien confía en el Señor y pone en el Señor su confianza.
Será un árbol plantado junto al agua, que junto a la corriente echa raíces; cuando llegue el estío no lo sentirá, su hoja estará verde; en año de sequía no se inquieta, no deja de dar fruto.
Nada más falso y enfermo que el corazón: ¿quién lo entenderá?
Yo, el Señor, penetro el corazón, sondeo las entrañas, para dar al hombre según su conducta, según el fruto de sus acciones.»
Palabra de Dios
SALMO 1
ANTÍFONA: « Dichoso el hombre que ha puesto su confianza en el Señor”.
Dichoso el hombre
que no sigue el consejo de los impíos,
ni entra por la senda de los pecadores,
ni se sienta en la reunión de los cínicos;
sino que su gozo es la ley del Señor,
y medita su ley día y noche.
Será como un árbol
plantado al borde de la acequia:
da fruto en su sazón
y no se marchitan sus hojas;
y cuanto emprende tiene buen fin.
No así los impíos, no así;
serán paja que arrebata el viento.
Porque el Señor protege el camino de los justos,
pero el camino de los impíos acaba mal.
ANTÍFONA: « Dichoso el hombre que ha puesto su confianza en el Señor”.
LECTURA DEL EVANGELIO: Lucas 16, 19-31
En aquel tiempo, dijo Jesús a los fariseos:
– «Había un hombre rico que se vestía de púrpura y de lino y banqueteaba espléndidamente cada día.
Y un mendigo llamado Lázaro estaba echado en su portal, cubierto de llagas, y con ganas de saciarse de lo que tiraban de la mesa del rico.
Y hasta los perros se le acercaban a lamerle la llagas.
Sucedió que se murió el mendigo, y los ángeles lo llevaron al seno de Abrahán.
Se murió también el rico, y lo enterraron. Y, estando en el infierno, en medio de los tormentos, levantando los ojos, vio de lejos a Abrahán, y a Lázaro en su seno, y gritó:
«Padre Abrahán, ten piedad de mí y manda a Lázaro que moje en agua la punta del dedo y me refresque la lengua, porque me torturan estas llamas.»
Pero Abrahán le contestó:
«Hijo, recuerda que recibiste tus bienes en vida, y Lázaro, a su vez, males: por eso encuentra aquí consuelo, mientras que tú padeces.
Y además, entre nosotros y vosotros se abre un abismo inmenso, para que no puedan cruzar, aunque quieran, desde aquí hacia vosotros, ni puedan pasar de ahí hasta nosotros.»
El rico insistió:
«Te ruego, entonces, padre, que mandes a Lázaro a casa de mi padre, porque tengo cinco hermanos, para que, con su testimonio, evites que vengan también ellos a este lugar de tormento.»
Abrahán le dice:
«Tienen a Moisés y a los profetas; que los escuchen.»
El rico contestó:
«No, padre Abrahán. Pero si un muerto va a verlos, se arrepentirán.»
Abrahán le dijo:
«Si no escuchan a Moisés y a los profetas, no harán caso ni aunque resucite un muerto.»»
Palabra del Señor.
PETICIONES:
- Por los responsables de la económica y de la creación de puestos de trabajo; para que escuchen las lamentaciones y quejas de quienes no tienen trabajo ni dinero para vivir dignamente.
- Por los Misioneros Redentoristas que viven su fe en medio de persecuciones, de dificultades, de incomprensiones, que sepan que de ellos es el Reino de los cielos.
- Por los endurecidos en su corazón a causa de las riquezas o del poder, e insensibles a las necesidades de otros, para que descubran caminos de verdadera felicidad a través de su sensibilidad y generosidad para con sus prójimos.
- Te pedimos por nuestro hermano Antonio Fuertes que celebra hoy su cumpleaños, concédele la fuerza y valentía para seguir siendo fiel a tu Mensaje desde el carisma Redentorista.
PADRE NUESTRO.
AVE MARÍA.
COMPROMISO: Organiza tu vida. El orden te ayudará a conseguir tus objetivos y sentirte en paz.
ORACIÓN FINAL (San Alfonso)
¿Cómo, Señor
podré desconfiar de Ti
al contemplar tu sangre derramada?
Tú hiciste de la cruz
el trono de la misericordia
y el fundamento sólido
de toda mi esperanza.
A ella acudo hoy, pues solo ella
me puede sostener.
Tú por todos has muerto
para ganarte el afecto de todos;
pero qué pocos son
los que en verdad te aman.
Entre estos pocos quiero contarme.
Quiero poner en Ti
mi gozo y mi contento.
¿Quién o qué circunstancia
me podrá apartar de Ti?
Dame, Señor, amor para quererte.