19 Feb Rezar en Cuaresma 20 febrero 2018
Canto: Tu fidelidad es grande.
PRIMERA LECTURA: Isaías 55, 10-11
Esto dice el Señor:
«Como bajan la lluvia y la nieve desde el cielo, y no vuelven allá sino después de empapar la tierra, de fecundarla y hacerla germinar, para que dé semilla al sembrador y pan al que come, así será mi palabra, que sale de mi boca: no volverá a mi vacía, sino que cumplirá mi deseo y llevará a cabo mi encargo».
Palabra de Dios.
SALMO 33,4-5.6-7.16-17.18-19
ANTÍFONA: El Señor libra de sus angustias a los justos
Proclamad conmigo la grandeza del Señor,
ensalcemos juntos su nombre.
Yo consulté al Señor, y me respondió,
me libró de todas mis ansias.
Contempladlo, y quedaréis radiantes,
vuestro rostro no se avergonzará.
Si el afligido invoca al Señor,
él lo escucha y lo salva de sus angustias.
Los ojos del Señor miran a los justos,
sus oídos escuchan sus gritos;
pero el Señor se enfrenta con los malhechores,
para borrar de la tierra su memoria.
Cuando uno grita, el Señor lo escucha
y lo libra de sus angustias;
el Señor está cerca de los atribulados,
salva a los abatidos.
ANTÍFONA: El Señor libra de sus angustias a los justos
LECTURA DEL EVANGELIO: San Mateo 6,7-15
En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos:
«Cuando recéis, no uséis muchas palabras, como los gentiles, que se imaginan que por hablar mucho les harán caso. No seáis como ellos, pues vuestro Padre sabe lo que os hace falta antes de que lo pidáis. Vosotros rezad así:
«Padre nuestro que estás en el cielo,
santificado sea tu nombre,
venga a nosotros tu reino,
hágase tu voluntad en la tierra como en el cielo,
danos hoy nuestro pan de cada día,
perdona nuestras ofensas,
como también nosotros perdonamos a los que nos ofenden,
no nos dejes caer en la tentación,
y líbranos del mal».
Porque si perdonáis a los hombres sus ofensas, también os perdonará vuestro Padre celestial, pero si no perdonáis a los hombres, tampoco vuestro Padre perdonará vuestras ofensas».
Palabra del Señor.
PETICIONES:
Te pedimos por los dirigentes de las naciones para que no olviden que su principal misión es servir a su pueblo.
Te pedimos para que valoremos la acogida, la ternura, la cercanía y toda expresión de cariño que pueda acercarnos a los enfermos y a quienes sufren soledad o abandono.
Te pedimos por nosotros que tantas veces vacilamos sin terminar de creer que nos perdonas siempre.
Te pedimos por las víctimas de cualquier tipo de violencia y por sus familias.
PADRE NUESTRO.
AVE MARÍA.
COMPROMISO: REZA el Padre Nuestro con la confianza de un niño que pide a su Padre.
ORACIÓN FINAL.
Señor!.
Cuando me encierro en mí, no existe nada:
ni tu cielo y tus montes, tus vientos y tus mares;
ni tu sol, ni la lluvia de estrellas.
Ni existen los demás ni existes Tu, ni existo yo.
A fuerza de pensarme, me destruyo.
Y una oscura soledad me envuelve,
y no veo nada y no oigo nada.
Cúrame, Señor, cúrame por dentro,
como a los ciegos, mudos y leprosos,
que te presentaban.
Yo me presento.
Cúrame el corazón, de donde sale,
lo que otros padecen
y donde llevo mudo y reprimido
El amor tuyo, que les debo.
Despiértame, Señor, de este coma profundo,
que es amarme por encima de todo.
Que yo vuelva a ver (Lc 18, 41)
a verte, a verles, a ver tus cosas
a ver tu vida, a ver tus hijos….
Y que empiece a hablar, como los niños,
-balbuceando-,
las dos palabras más redondas
de la vida: ¡PADRE NUESTRO!
Ignacio Iglesias, sj