03 Dic Rezar en Adviento. 3 Diciembre 2012
Canto
Preparad el camino al Señor, allanad sus sendas.
Todo hombre verá la salvación de Dios, aleluya.
Salmo 121,1-2.4-5.6-7.8-9
ANTÍFONA: «Vamos alegres a la casa del Señor».
¡Qué alegría cuando me dijeron:
«Vamos a la casa del Señor»!
Ya están pisando nuestros pies
tus umbrales, Jerusalén.
Allá suben las tribus, las tribus del Señor,
según la costumbre de Israel,
a celebrar el nombre del Señor;
en ella están los tribunales de justicia,
en el palacio de David. Desead la paz a Jerusalén:
«Vivan seguros los que te aman,
haya paz dentro de tus muros,
seguridad en tus palacios.»
Por mis hermanos y compañeros,
voy a decir: «La paz contigo.»
Por la casa del Señor, nuestro Dios,
te deseo todo bien.
Lectura del Evangelio: Mt 8,5-11
En aquel tiempo, al entrar Jesús en Cafarnaún, un centurión se le acercó rogándole:
– «Señor, tengo en casa un criado que está en cama paralítico y sufre mucho.»
Jesús le contestó:
– «Voy yo a curarlo.»
Pero el centurión le replicó:
– «Señor, no soy quien para que entres bajo mi techo. Basta que lo digas de palabra, y mí criado quedará sano. Porque yo también vivo bajo disciplina y tengo soldados a mis órdenes; y le digo a uno: «Ve», y va; al otro: «Ven» y viene; a mi criado: «Haz esto», y lo hace.»
Al oírlo, Jesús quedó admirado y dijo a los que le seguían:
– «Os aseguro que en Israel no he encontrado en nadie tanta fe. Os digo que vendrán muchos de oriente y occidente y se sentarán con Abrahán, Isaac y Jacob en el reino de los cielos.»
Palabra del Señor.
Peticiones:
Te pedimos por nuestros hermanos Javier Elizari, Javier Recio e Inma, para que los bendigas con tu paz y los llenes de tu fuerza y esperanza.
Te pedimos por todos los discapacitados y por los que les están dando su tiempo y su ayuda, para que no desfallezcan en su lucha.
Te pedimos por todos los nosotros para que descubramos formas de llevar esperanza con nuestra solidaridad.
Padre y Ave María
Oración Final. (San Alfonso)
Jesucristo,
me amaste sin reserva
y a ese amor quiero corresponder
yo con el mío.
Todo lo dejo, renuncio a todo,
para entregarme enteramente a Ti.
No abrigaré en el corazón
otro deseo que Tú.
Prívame de todo, Jesucristo,
pero no me prives de Ti.
Eres mi único bien.
Dame a entender
lo que quieres de mí,
y haz que no piense
más que en agradarte