Redentoristas en la frontera

Redentoristas en la frontera

Kacper Grabowski, CSsR, escribe en nuestro último número de la revista Icono: Del 8 al 14 de marzo, junto a 4 cohermanos (P. Maciej Ziebiec y los estudiantes Michal Zielinski, Barlomiej Laskowski y Jakub Cieply) tuve el placer de ayudar como voluntario en la frontera con Ucrania, en el pueblo de Zosin. Ha sido un tiempo increíblemente duro, pero también maravilloso.

«Nuestro puesto principal era la ‘carpa Esperanza’, levantada por voluntarios de Cáritas. En esta carpa, los refugiados recibían la primera atención. Podían calentarse, comer algo caliente, esperar al transporte hasta los puntos de recepción y recibir una cesta con cosas básicas, gracias a la cual podrían vivir en Polonia los primeros días».

«Hemos sido las primeras personas con las que se encontraban los ucranianos en su camino hacia Polonia. Aquí hemos conocido muchas historias emocionantes que los mismos refugiados nos han contado. Mientras estábamos en la frontera llegó la llamada «segunda ola de refugiados», aquellos que vieron con sus propios ojos el espantoso rostro de la guerra. Eran historias muy duras con las que se nos saltaban las lágrimas. El principal apoyo para los refugiados fue el hermano Michal, que conocía la lengua rusa y podía escuchar y hablar mejor con los ucraniano, pero el funcionamiento tan eficiente de la carpa fue posible gracias al gran número de voluntarios laicos (no sólo de Polonia) que habían venido para prestar ayuda a nuestros vecinos del este».

CAPILLA DEL SANTÍSIMO REDENTOR

El 14 de marzo se celebró la primera misa en una carpa que instalamos, a la que llamaron Capilla del Santísimo Redentor: «Hemos tratado de hacer que los refugiados recibieran atención física y psicológica, pero también atención espiritual y un lugar donde pudieran rezar. La tienda fue un gran regalo para los voluntarios: en medio de tanta dificultad, pudieron ponerlo todos en manos del Buen Dios».

Además de la carpa de Cáritas, también servían voluntarios de la Acción Humanitaria de Polonia, el Grupo Lotna Polska 2050, el World Central Kitchen y los ATS, que brindaban los primeros auxilios cuando era necesario. También había muchos policías, bomberos, miembros del ejército, etc.

«Fue una semana extremadamente dura física, mental y emocionalmente. Dura, pero bella y transformadora. Cuando me encontraba con personas que hace apenas dos semanas llevaban vidas ordinarias, como nosotros, y hoy no tienen nada, me fue más fácil comprender lo  verdaderamente efímera que es nuestra existencia; me fue más fácil comprender lo importante que es no confiar en los bienes materiales. Experimenté tangiblemente lo que nos dice el Salmo 103: ‘¡El hombre! Como la hierba es su vida, como la flor del campo, así florece; lo azota el viento y ya no existe, ya no lo reconoce su  morada’.

(…) Con mucha tristeza me tuve que marchar de la frontera (…). Por suerte, nuestro equipo de cuatro fue remplazado por otro redentorista: los estudiantes Dominik Król, Piotr Czechowicz y Almar Suchan. Los refugiados y voluntarios laicos no se quedaban solos, la misión continuaba y el servicio de los redentoristas en la frontera continuaba extendiéndose».

 

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