12 Jun ORACIÓN 13 junio 2015
1ª LECTURA: 2 Corintios 5, 14-21
Hermanos:
Nos apremia el amor de Cristo, al considerar que, si uno murió por todos, todos murieron.
Cristo murió por todos, para que los que viven ya no vivan para sí, sino para el que murió y resucitó por ellos.
Por tanto, no valoramos a nadie según la carne.
Si alguna vez juzgamos a Cristo según la carne, ahora ya no.
El que es de Cristo es una criatura nueva. Lo antiguo ha pasado, lo nuevo ha comenzado.
Todo esto viene de Dios, que por medio de Cristo nos reconcilió consigo y nos encargó el ministerio de la reconciliación.
Es decir, Dios mismo estaba en Cristo reconciliando al mundo consigo -, sin pedirle cuentas de sus pecados, y a nosotros nos ha confiado la palabra de la reconciliación.
Por eso, nosotros actuamos como enviados de Cristo, y es como si Dios mismo os exhortara por nuestro medio.
En nombre de Cristo os pedimos que os reconciliéis con Dios.
Al que no habla pecado Dios lo hizo expiación por nuestro pecado, para que nosotros, unidos a él, recibamos la justificación de Dios.
Palabra de Dios.
SALMO: Sal 102, 1-2. 3-4. 8-9. 11-12
ANTÍFONA: El Señor es compasivo y misericordioso.
Bendice, alma mía, al Señor,
y todo mi ser a su santo nombre.
Bendice, alma mía, al Señor,
y no olvides sus beneficios.
Él perdona todas tus culpas
y cura todas tus enfermedades;
él rescata tu vida de la fosa
y te colma de gracia y de ternura.
El Señor es compasivo y misericordioso,
lento a la ira y rico en clemencia;
no está siempre acusando ni guarda rencor perpetuo.
Como se levanta el cielo sobre la tierra,
se levanta su bondad sobre sus fieles;
como dista el oriente del ocaso,
así aleja de nosotros nuestros delitos.
ANTÍFONA: El Señor es compasivo y misericordioso.
EVANGELIO: San Lucas 2, 41-51
Los padres de Jesús solían ir cada año a Jerusalén por las fiestas de Pascua.
Cuando Jesús cumplió doce años, subieron a la fiesta según la costumbre y, cuando terminó, se volvieron; pero el niño Jesús se quedó en Jerusalén, sin que lo supieran sus padres.
Éstos, creyendo que estaba en la caravana, hicieron una jornada y se pusieron a buscarlo entre los parientes y conocidos; al no encontrarlo, se volvieron a Jerusalén en su busca.
A los tres días, lo encontraron en el templo, sentado en medio de los maestros, escuchándolos y haciéndoles preguntas; todos los que le oían quedaban asombrados de su talento y de las respuestas que daba.
Al verlo, se quedaron atónitos, y le dijo su madre:
-«Hijo, ¿por qué nos has tratado así? Mira que tu padre y yo te buscábamos angustiados.»
Él les contestó:
-«¿Por qué me buscabais? ¿No sabíais que yo debía estar en la casa de mi Padre?» Pero ellos no comprendieron lo que quería decir. Él bajó con ellos a Nazaret y siguió bajo su autoridad. Su madre conservaba todo esto en su corazón.
Palabra del Señor
ORAR CON LOS SANTOS:
Viniste para llamar al pecador, y yo no soy precisamente un justo; a curar al enfermo, y yo tengo necesidad de médico; a buscar al que se había perdido, y yo camino errante. Oh Señor, refugio de los pobres, ¿cómo voy a temerte? Sólo temo a mi debilidad, pero esta pobreza mía me aproxima a Ti que te hiciste cercano como un niño. (San Alfonso Mª de Ligorio)
SANTOS DEL DÍA:
Antonio de Padua, presbítero y doctor de la Iglesia; Ana, Juan Antípatro, Arnobio, Pedro, Asquirón, Argénides, Belfijo, confesores; Felícula, Aquilina, vírgenes; Fandila, Aventino, Primo, Feliciano, Concorde, Fortunato, Luciano, mártires; Trifilio, Prisco, Ceteo, Peregrino, obispos; Jacobo, Gerardo, monjes.