Nuestro mapa de caricias

Nuestro mapa de caricias

Dice Eric Berne, creador del análisis transaccional, que las personas tenemos necesidad de ser estimuladas y de recibir signos de atención para vivir, crecer y desarrollarnos armoniosamente. Esto es especialmente importante en los bebés, y hay una diferencia muy grande en su desarrollo entre los que reciben caricias habitualmente y los que nos las reciben.

Según destaca César García-Rincón en nuestra revista Icono de junio, en la sección ‘Educar en valores’, en un laboratorio donde había conejos en jaulas para investigación, observaron que sistemáticamente los conejos de las jaulas más bajas estaban más sanos, engordaban antes, y en general vivían más y mejor que los conejos de las jaulas más altas.

«Pensaron que era debido a la temperatura, que podría ser mayor abajo que arriba, pero tras descartarse la variable temperatura y después de unas semanas de indagación y observación, descubrieron que en la persona que les daba de comer estaba la variable diferencial: a los conejos de las jaulas más bajas y, por tanto, más cercanas a sus manos, además de darles la comida, igual que a todos, se entretenía un poco en acariciarles, les mimaba e incluso les ponía nombres; sin embargo, a los conejos de las jaulas de arriba, como tenía que subirse a una escalera y era más incómodo y peligroso, les ponía la comida y poco más. Tanto las caricias verbales y auditivas como físicas eran la clave del mayor desarrollo y supervivencia de los conejos de las jaulas inferiores».

MANTENER UN ACTIVO ESTABLE DE CARICIAS

Según el autor del artículo, en las personas pasa lo mismo: «A lo largo de nuestra vida necesitamos mantener un activo estable de caricias para sobrevivir y tener bienestar, una especie de reservas psicológicas. Estas caricias pueden ser físicas, verbales, no verbales, internas, externas, etc. Por ejemplo, los expertos en escucha dicen que escuchar de verdad a alguien es acariciarle interiormente».

Caricia es todo lo que genera en el otro o en uno mismo bienestar y satisfacción de sus necesidades: aprecio, estima, cuidado, afecto, realización, seguridad… Las caricias son cualidades de amar y de amarnos. Por ello, hay caricias que se dan al otro, y también hay caricias que nos podemos dar a nosotros mismos, o incluso solicitar educadamente a los otros. Igualmente, las caricias se pueden rechazar de los otros (educadamente), si en ese momento no las necesitamos o no proceden. En todo ello late la autonomía personal y la asertividad.

Si quieres continuar leyendo el artículo puedes hacerlo aquí. César García-Rincón ha preparado una dinámica para trabajar el mapa de las Caricias, entre otras cosas. ¡No te lo pierdas!