«No es de los nuestros»

«No es de los nuestros»

Lectura del libro de los Números

El Señor bajó en la nube y habló a Moisés; tomó parte del espíritu que había en él y se lo pasó a los setenta ancianos. Cuando el espíritu de Moisés se posó sobre ellos, comenzaron a profetizar, pero esto no volvió a repetirse. Dos de ellos se habían quedado en el campamento, uno se llamaba Eldad y otro Medad. Aunque estaban entre los elegidos, no habían acudido a la tienda. Pero el espíritu vino también sobre ellos y se pusieron a profetizar en el campamento.
Un muchacho corrió a decir a Moisés: «Eldad y Medad están profetizando en el campamento.»
Josué, hijo de Nun, ayudante de Moisés desde joven, intervino diciendo: «¡Señor mío, Moisés, prohíbeselo!»
Moisés replicó: «¿Tienes celos por mí? ¡Ojalá que todo el pueblo profetizara y el Señor infundiera en todos su espíritu!»

 

Salmo 18

 

R/. Los mandatos del Señor son rectos y alegran el corazón

La ley del Señor es perfecta
y es descanso del alma;
el precepto del Señor es fiel
e instruye al ignorante. R/.

La voluntad del Señor es pura
y eternamente estable;
los mandamientos del Señor son verdaderos
y enteramente justos. R/.

Aunque tu siervo vigila
para guardarlos con cuidado,
¿quién conoce sus faltas?
Absuélveme de lo que se me oculta. R/.

Preserva a tu siervo de la arrogancia,
para que no me domine:
así quedaré libre e inocente
del gran pecado. R/.

 

Lectura de la carta de Santiago

Vosotros los ricos, gemid y llorad ante las desgracias que se os avecinan. Vuestra riqueza está podrida y vuestros vestidos son pasto de la polilla. Vuestro oro y vuestra plata están oxidados y este óxido será un testimonio contra vosotros y corroerá vuestras carnes como fuego. ¿Para qué amontonar riquezas si estamos en los últimos días? Mirad, el jornal de los obreros que segaron vuestros campos y ha sido retenido por vosotros está clamando y los gritos de los segadores están llegando a oídos del Señor todopoderoso. En la tierra habéis vivido lujosamente y os habéis entregado al placer; con ello habéis engordado para el día de la matanza. Habéis condenado, habéis asesinado al inocente, y ya no os ofrece resistencia.

 

 

Evangelio según san Marcos

En aquel tiempo, Juan dijo a Jesús: «Maestro, hemos visto a uno que expulsaba demonios en tu nombre y se lo hemos prohibido, porque no es de nuestro grupo.»
Jesús replicó: «No se lo prohibáis, porque nadie que haga un milagro en mi nombre puede luego hablar mal de mí. Pues el que no está contra nosotros está a favor nuestro. Os aseguro que el que os dé a beber un vaso de agua porque sois del Mesías no quedará sin recompensa. Al que sea ocasión de pecado para uno de estos pequeños que creen en mí, más le valdría que le colgaran del cuello una piedra de molino y lo echaran al mar. Y si tu mano es ocasión de pecado para ti, córtatela. Más te vale entrar manco en la vida, que ir con las dos manos al fuego eterno que no se extingue. Y si tu pie es ocasión de pecado para ti, córtatelo. Más te vale entrar cojo en la vida, que ser arrojado con los dos pies al fuego eterno. Y si tu ojo es ocasión de pecado para ti, sácatelo. Más te vale entrar tuerto en el reino de Dios que ser arrojado con los dos ojos al fuego eterno, donde el gusano que roe no muere y el fuego no se extingue.»

 

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Dice el libro de los Números: “Ojalá todo el pueblo profetizara y el Señor infundiera en todos su Espíritu”. Qué buen deseo. Querer que todos sean predicadores y testigos valientes que compartan su fe. Un profeta es alguien entregado con pasión y convicción al anuncio. ¡Y sin embargo tantos cristianos tibios, insulsos y descreídos! De los que siempre encuentran excusas y pocas veces oportunidades o soluciones. Dios da su Espíritu sin demora, el problema está en la recepción y oportunidad que dejamos al Espíritu de dar fruto en nosotros. 32 jóvenes se confirman en la Parroquia del Perpetuo Socorro de Zaragoza. Y todos recibirán el mismo Espíritu, el mismo crisma y la misma imposición de manos del mismo Vicario. El mismo empeño y amor de parte de sus catequistas y… la segunda parte ya nos la sabemos. No todos acogerán la siembra ni la dejarán crecer. O a lo mejor no era el momento ni su semilla estaba madura. Hasta los propios apóstoles vivieron con miedo y lejanía antes de predicar con convicción a Cristo. ¿Hemos de olvidar esto? profeta1

Santiago sigue en su carta un discurso contundente y lleno de argumentos para despertar a la fe a quien no cree. “Vosotros ricos gemid y llorad… vuestra riqueza está podrida y vuestros vestidos son pasto de la polilla”. ¿Dónde hemos puesto la riqueza de nuestra vida? ¿Qué valoramos más? ¿Por qué sí nos escandalizan nuestras viejas y grandes catedrales y su ajuar, y no los megacentros comerciales de cientos de millones de euros y su oferta de consumo? Gemid y llorad si sólo aspiráis a consumir, si no sois capaces de disfrutar de nada que sea gratis. Eso viene a decirnos Santiago. La fe es don precioso y gratuito que permanece cuando los otros desaparecen.

Marcos nos hace hoy pasar del fanatismo al equilibrio. Del nosotros somos los únicos buenos a ver que hay más gente haciendo el bien que el mal, aunque este último sea muy ruidoso. “Maestro se lo hemos querido prohibir porque no era de nuestro grupo”. Y Jesús, obviamente les corrigió, “ay, muchachos, que no os enteráis de nada, que esto no es un club selecto ni hay carnet. El que no está contra nosotros, está a favor nuestro”. ¡Y hay tanta gente haciendo el bien por ahí, con convicciones firmes y sólidas en la solidaridad, la justicia, el amor, la compasión, la entrega de la propia vida… ¡compartimos tanto con ellos! Que es una pena no alegrarse y seguir aferrados al, “maestro, como no echan los demonios en tu nombre se lo impedimos, ¿verdad?”. Visión siempre mezquina y elitista, autocomplaciente, y por desgracia, tentación siempre presente en la Iglesia a lo largo de muchos siglos. Jesús nos pide superarla y centrarnos en nosotros mismos y nuestra actitud. No pienses en los defectos de los demás, ni en su mala fe o práctica, mírate a ti mismo y pon remedio: “tu pie te hace caer córtatelo, tu mano… sácatela…”. Más te vale entrar cojo en el cielo y salvarte que perderte por conservar aquello que te hace caer. Más revisión personal y menos crítica, esto nos pide Dios hoy.

Víctor Chacón Huertas, CSsR [/su_box]