20 Mar La renovación de nuestra vida consagrada
Después del Año de la Vida Consagrada
No hace mucho tiempo que concluyó el Año de la Vida Consagrada. Sería bueno preguntarse lo que, en concreto, ha quedado en nosotros y en nuestras comunidades después de este año tan especial.
Recordamos el lema del Año de la Vida Consagrada: ¡Despertad al mundo! “¡Despertad al mundo, iluminadlo con vuestro testimonio profético y contracorriente!” – nos dijo el Papa Francisco en el mensaje de apertura del Año de la Vida Consagrada. En el mismo mensaje el Papa nos ha indicado tres actitudes programáticas para implementar esta llamada a despertar al mundo: siendo alegres, siendo valientes y siendo hombres y mujeres de comunión. En su carta apostólica, dirigida a todas las personas consagradas, ha compartido la perspectiva con la que debemos caminar: mirar con gratitud el pasado, vivir el presente con pasión, y abrazar el futuro con esperanza.
Sería muy útil si pudiéramos pasar algún tiempo en nuestras comunidades llevando a cabo una reflexión sincera sobre lo que hemos recibido durante el Año de la Vida Consagrada como comunidad “concreta”. Este análisis en retrospectiva nos podría ayudar a entender e intuir tanto lo que se ha logrado como lo que queda por hacer, lo que nos ha dado nueva luz y nueva vida, y lo que se ha convertido en un obstáculo en el camino de nuestra la vida consagrada.
Mensaje del Capítulo
El último Capítulo General en su mensaje a la Congregación desarrolla temas ya propuestos durante el año de la vida consagrada; con las siguientes palabras se nos invita a una reflexión muy seria y sincera:
Cada cohermano analice en profundidad su vida consagrada y vea cuáles son los aspectos de su vida que es necesario convertir y revitalizar. Es fundamental una íntima comunión con Cristo Redentor que toque nuestras heridas personales y comunitarias, las cure, fortalezca nuestra vida espiritual y nos haga disponibles para la misión. Nuestra comprensión de la Comunidad Apostólica Redentorista estaría incompleta sin la promoción alegre de la vocación. Alentamos a todos los cohermanos a redescubrir la belleza de su vocación redentorista, y a convertirse en los primeros agentes de pastoral vocacional en sus Unidades, creando una cultura vocacional, para que muchas personas se incorporen a nuestra familia.
Si tomamos en serio esta invitación a llevar a cabo un examen profundo de nuestra vida consagrada, cada uno de nosotros podría identificar los “espacios interiores de misión” en los que se necesita conversión y renovación.
El Capítulo señala que, como base para este proceso de revisión, es necesario establecer una comunión íntima con Cristo Redentor. Sólo en unión con Él esta “operación a corazón abierto” puede tener éxito y convertirse en un proceso de curación. Tenemos que comenzar examinando el estado de nuestra relación con Cristo. Él es la fuente de mi vocación y Él es el que me envía en misión al mundo de hoy. ¿Leo mi vida en esta perspectiva?
En segundo lugar, el Capítulo nos invita a redescubrir la belleza de nuestra vocación. Vivimos una vocación común que es la “suma” de muchas vocaciones. En otras palabras, nuestras historias están ligadas: la historia de mi vocación desde el inicio hasta el momento presente se une a las historias de la vida de cada Redentorista, y éstas contribuyen a la forma actual de nuestra Congregación. La belleza de esto está en redescubrir “cómo” permanezco disponible para la misión de Cristo en el mundo de hoy, con todas las consecuencias de esa elección. He hecho mi elección, y no me arrepiento. Tengo la profunda convicción de que, a pesar de los mejores y perores momentos, a pesar de las muchas dificultades, he vivido una vida dedicada a Cristo, y puedo sentir todavía que Él camina a mi lado.
En tercer lugar, la certeza de que hoy en día vale la pena ser redentorista, me lleva a un modo de confianza que me permite promover este estilo de vida para los demás. A causa de lo que he experimentado, quiero compartir, quiero hacer a otros partícipes de esta historia que comenzó antes que yo, y que continúa en mi vida.
Algunas preguntas para la reflexión y el diálogo:
• ¿Crees que la vida de tu comunidad puede atraer a alguien a unirse a nosotros?
• ¿Aconsejarías este tipo de vida a los jóvenes que encuentras en tu actividad misionera?
• ¿Crees que estás haciendo lo suficiente en este campo de tu vida como Redentorista?
Nuestras Constituciones
En nuestras Constituciones y Estatutos hay muchas referencias a nuestra vida consagrada, y a la vida dedicada al Santísimo Redentor. Tomamos aquí una sola referencia -Constitución 56- que dice: Bajo la acción del Espíritu Santo, los redentoristas se esfuerzan en llegar a la donación total de su ser para hacerse ellos mismos, por Cristo, respuesta de amor al Señor “que los amó primero (1 Jn 4, 10)”. Esta respuesta la expresan por la profesión de los votos de castidad, pobreza y obediencia.
Esta Constitución en particular, nos llama a ofrecer una entrega total de nosotros mismos. Darnos a nosotros mismos de esta manera es una decisión que sólo puede llevarse a cabo como fruto del Espíritu Santo que se mueve y nos fortalece en nuestra vocación. Se trata de una respuesta libre de nuestra parte al amor de Cristo, que nos amó primero.
Cada cambio y cada conversión comienza con la experiencia del amor de Dios. Nuestra respuesta puede ser total y completa sólo si hemos sido y somos tocados profundamente por Dios. Sólo entonces podemos encontrar un nuevo entusiasmo y nuevas habilidades para renovarnos. Nuestros votos de castidad, pobreza y obediencia son la expresión de nuestra clara elección y decisión. Esta es la razón por la que la Constitución 56 se describe como una respuesta de amor. Cada cambio debe llevarnos a la misión, a una actividad apostólica concreta que encuentra su origen en la misión de Cristo.
Algunas preguntas para la reflexión y el diálogo:
• ¿De qué manera estas palabras “idealistas” resuenan en mis oídos?
• ¿Encuentran en mi corazón una respuesta inmediata o tal vez, porque son demasiado “idealistas”, encuentran resistencia?
• ¿Cómo podemos responder a esta invitación a nivel individual y comunitario?
• ¿Hay, en nuestra vida comunitaria, “espacios interiores de misión” que deben ser renovados?
Bebiendo de nuestra fuente
Pronto nos disponemos a celebrar la fiesta de San Clemente Hofbauer. Este cohermano se presenta siempre como un ejemplo de dedicación y de celo apostólico. Su famoso dicho es: “¡El Evangelio debe ser predicado de una manera nueva!” Su tiempo no era muy diferente al nuestro, y ahora se presenta ante nosotros como un guía, ya que fue capaz de encontrar formas eficaces de llegar a los pobres y a los abandonados.
La figura de San Clemente Hofbauer nos inspira y a veces nos reta. Nos preguntamos: “¿Cómo fue posible trabajar de este modo?” Tuvo que pasar por muchas dificultades en su vida apostólica, y sin embargo se le llama “un místico en acción”. ¿Cómo es que este hombre, a veces descrito como un “fracaso total”, todavía puede inspirar y atraernos a todos nosotros?
He aquí algunos puntos de su fisonomía apostólica que tal vez nos puedan animar , tanto en nuestro ministerio en el mundo actual, como en la renovación de nuestra vida consagrada:
• Clemente tenía una conciencia muy realista de su responsabilidad y de su especial misión para su tiempo, para el particular período histórico en el que se encontraba el mundo, la Iglesia y la Congregación.
• Tenía el sentido profético para entender la evangelización como un criterio normativo para la comunidad apostólica.
• Clemente conocía el poder de la Encarnación en la periferia del mundo, de las naciones, y de la Iglesia, permitiendo que el evangelio fuese predicado a los más abandonados de una manera más relevante y significativa.
• Sentía una gran urgencia de comunión en la comunidad apostólica redentorista, tanto en el apostolado como en la vida ordinaria.
• Es un testigo de armonía entre la dimensión activa de la vida y la contemplativa.
• Nos ofrece el testimonio de una actitud y una perspectiva de futuro.
• Clemente nos lleva a vivir, como él mismo vivió, una auténtica creatividad y una fidelidad radical al mundo en el que vivimos y en el que hemos sido llamados a trabajar, a la Iglesia, al Espíritu, a Cristo, a la Congregación, al carisma fundacional encarnado por Alfonso, y a la llamada personal a través de la cual esta fidelidad nos invita a servir a los pobres.
Algunas preguntas para la reflexión y el diálogo:
• ¿Qué debería significar para nosotros vivir en una Congregación que tiene como miembro a un apóstol de la talla de Clemente Hofbauer?
• ¿Qué nos dice Clemente sobre el amor a la Congregación? … ¿qué sobre la fidelidad a la tradición? … ¿qué sobre la renovación?
• ¿De qué manera Clemente nos puede inspirar en la renovación de nuestra vida consagrada?
—————————————————————————————————-
UN SOLO CUERPO es un texto de oración mensual propuesto por el Centro de Espiritualidad Redentorista. Para más información:
P. Piotr Chyla CSsR (Director del Centro de Espiritualidad,
Roma) – fr.chyla@gmail.com