Domingo I Cuaresma

Domingo I Cuaresma

Domingo I del tiempo de Cuaresma

Ciclo C – 17 de febrero de 2013

Desierto

El Espíritu lo fue llevando por el desierto

Deuteronomio 26, 4-10

Dijo Moisés al pueblo:
– «El sacerdote tomará de tu mano la cesta con las primicias y la pondrá ante el altar del Señor, tu Dios.
Entonces tú dirás ante el Señor, tu Dios:
«Mi padre fue un arameo errante, que bajó a Egipto, y se estableció allí, con unas pocas personas.
Pero luego creció, hasta convertirse en una raza grande, potente y numerosa.
Los egipcios nos maltrataron y nos oprimieron, y nos impusieron una dura esclavitud.

Entonces clamamos al Señor, Dios de nuestros padres, y el Señor escuchó nuestra voz, miró nuestra opresión, nuestro trabajo y nuestra angustia.
El Señor nos sacó de Egipto con mano fuerte y brazo extendido, en medio de gran terror, con signos y portentos.
Nos introdujo en este lugar, y nos dio esta tierra, una tierra que mana leche y miel.
Por eso, ahora traigo aquí las primicias de los frutos del suelo que tú, Señor, me has dado.»

Lo pondrás ante el Señor, tu Dios, y te postrarás en presencia del Señor, tu Dios.»

 

Sal 90, 1-2. 10-11. 12-13. 14-15

R. Acompáñame, Señor, en la tribulación.

Tú que habitas al amparo del Altísimo,
que vives a la sombra del Omnipotente, di al Señor:
«Refugio mío, alcázar mío, Dios mío, confío en ti.» R.

No se te acercará la desgracia,
ni la plaga llegará hasta tu tienda,
porque a sus ángeles ha dado órdenes
para que te guarden en tus caminos. R.

Te llevarán en sus palmas,
para que tu pie no tropiece en la piedra;
caminarás sobre áspides y víboras,
pisotearás leones y dragones. R.

«Se puso junto a mí: lo libraré;
lo protegeré porque conoce mi nombre,
me invocará y lo escucharé.

Con él estaré en la tribulación, lo defenderé, lo glorificaré.» R.

 

I Romanos 10, 8-13

Hermanos:

La Escritura dice:
«La palabra está cerca de ti: la tienes en los labios y en el corazón. »

Se refiere a la palabra de la fe que os anunciamos.
Porque, si tus labios profesan que Jesús es el Señor, y tu corazón cree que Dios lo resucitó de entre los muertos, te salvarás.
Por la fe del corazón llegamos a la justificación, y por la profesión de los labios, a la salvación.

Dice la Escritura:
«Nadie que cree en él quedará defraudado.»

Porque no hay distinción entre judío y griego; ya que uno mismo es el Señor de todos, generoso con todos los que lo invocan.
Pues «todo el que invoca el nombre del Señor se salvará

 

Lucas 4, 1-13

En aquel tiempo, Jesús, lleno del Espíritu Santo, volvió del Jordán y, durante cuarenta días, el Espíritu lo fue llevando por el desierto, mientras era tentado por el diablo.
Todo aquel tiempo estuvo sin comer, y al final sintió hambre.

Entonces el diablo le dijo:
– «Si eres Hijo de Dios, dile a esta piedra que se convierta en pan.» Jesús le contestó:
– «Está escrito: «No sólo de pan vive el hombre».»

Después, llevándole a lo alto, el diablo le mostró en un instante todos los reinos del mundo y le dijo:
– «Te daré el poder y la gloria de todo eso, porque a mi me lo han dado, y yo lo doy a quien quiero. Si tú te arrodillas delante de mi, todo será tuyo. »

Jesús le contestó:
– «Está escrito: «Al Señor, tu Dios, adorarás y a él solo darás culto».» Entonces lo llevó a Jerusalén y lo puso en el alero del templo y le dijo: – «Si eres Hijo de Dios, tírate de aquí abajo, porque está escrito: «Encargará a los ángeles que cuiden de ti», y también: «Te sostendrán en sus manos, para que tu pie no tropiece con las piedras».»

Jesús le contestó:
– «Está mandado: «No tentarás al Señor, tu Dios».»

Completadas las tentaciones, el demonio se marchó hasta otra ocasión.

 

 

El Espíritu lo fue llevando por el desierto

por Víctor Chacón Huertas, CSsR.

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Casi sin darnos cuenta un año más se nos ha hecho Cuaresma. Toca cambiar de escenario, de paisaje y de ambientación. Toca cambiar. Como en la misma vida, que nos va imponiendo sus cambios, así la liturgia nos viene y nos “asalta” un año más con este discurso: sobriedad, ayuno; oración, intensificación de mi vida espiritual; limosna, despojarme y depurarme de aquello que me sobra. Descubrir de nuevo al único fundamental en nuestras vidas. Ésa es la tarea. Soltar lastre para elevarnos hacia lo auténtico. Y no podíamos comenzar este tiempo, y esta nueva ambientación, con mejor y más elocuente signo que el que el propio Papa, Benedicto XVI, nos ha dado. Con humildad reconoce su fragilidad, se confiesa limitado, y nos dice que no se siente capaz; pide disculpas por sus fallos y agradece el apoyo de sus colaboradores. ¡Tremendamente sencillo y tremendamente humano! Un gesto que denota mucho: honradez, rectitud de conciencia y un corazón sencillo que confía ante todo en Dios. Sin duda un buen pastor que se preocupa por su pueblo hasta el final.

Es la misma enseñanza que nos deja hoy el Deuteronomio. Hemos de dejar a Dios ser el protagonista de nuestra vida, todo cambiará si así lo hacemos. “Los egipcios nos maltrataron y oprimieron… entonces clamamos al Señor y el Señor escuchó nuestra voz, miró nuestra opresión y nuestra angustia (…) nos sacó de Egipto, nos introdujo en este lugar, y nos dio esta tierra, tierra que mana leche y miel”. Ante el clamor de su pueblo, Dios responde, no se calla sino que actúa como deja ver esa catarata de acciones que Dios protagoniza a favor de los suyos, de aquellos que le temen y le aman. Nos sabemos llevados por Dios en sus palmas, los que en él creemos nada hemos de temer pues le conocemos como él es: Dios bueno y providente.

En el Evangelio de hoy, Lucas nos hace regresar al Jordán, al momento posterior al Bautismo de Jesús. Y nos dice lo siguiente de él, “durante cuarenta días el Espíritu lo fue llevando por el desierto mientras era tentado”. Jesús también fue tentado, a veces se nos olvida. Es un modo más de mostrarnos su real humanidad y su total cercanía. Nos comprende, sabe de qué pasta estamos hechos. En ocasiones nos gustaría no sufrir tentaciones y esto es errado. San Alfonso decía que una persona sin tentaciones terminaría como el agua siempre mansa de un charco que ¡acaba por corromperse por la inactividad! Tener tentaciones es estar vivos, es tener cuerpo y estar en la tierra. Así de sencillo. No queramos ser ángeles por adelantado. No busquemos saber todas las respuestas, ni decir lo que se espera o “sería bueno decir”. También el diablo sabe citar la biblia e intenta hacer a Jesús caer con ello.

Prestemos atención más bien a las respuestas de Jesús, éstas nos darán la clave para caminar por el desierto de nuestras tentaciones: 1) «No sólo de pan vive el hombre». Con esto Jesús pretende ir más allá de la tentación, trascenderla. El problema no es si tengo o no pan, sino en qué fundamento mi vida. 2) «Al Señor, tu Dios, adorarás y a él solo darás culto». Busca lo esencial de tu vida, no andes mendigando afectos ni embebiéndote de ti mismo. Creer y seguir a Dios te libera, te sana. Dios es el único Señor que jamás te hará esclavo. Dedícale tiempo, lo agradecerás. 3) «No tentarás al Señor, tu Dios». Me fio de Dios, pero no le uso a mi antojo. No le exijo, no le someto a mi voluntad. Tengo claro qué sitio ocupo yo, y cuál ocupa él. En su voluntad está mi auténtica felicidad, hacia allí deseo tender. Ésa es la meta de mi Cuaresma. Hacer la voluntad del Padre, conocerla y amarla. Seguir a Jesús así, por el desierto es una empresa terrible que sólo podemos acometer llevados de su mano, guiados y empujados por el viento de Dios, su Espíritu. Invoquémosle en esta Cuaresma, le necesitamos.

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