26 Mar La Jornada de Estudio sobre San Alfonso como Doctor de la Iglesia, un auténtico éxito
La Jornada de Estudio para conmemorar el 150º aniversario de la proclamación de San Alfonso de Liguori como Doctor de la Iglesia que se celebró este miércoles en la Academia Alfonsiana fue un auténtico éxito. La jornada se dividió en cuatro conferencias y estuvo moderada por el profesor A. Donato, de la Congregación del Santísimo Redentor, CSsR. En ella reflexionaron sobre el valor y la relevancia de la enseñanza alfonsiana también para la Iglesia del Tercer Milenio. La actividad se organizó de forma virtual para cumplir con las medidas de seguridad sanitaria por el Coronavirus.
Los participantes fueron Michael Brehl, Superior General de la Congregación del Santísimo Redentor (CSsR); Alfonso V. Amarante, CSsR, presidente de la Academia Alfonsiana; Marciano Vidal, CSsR, profesor emérito de la Universidad Pontificia Comillas y ex director del Instituto Superior de Ciencias Morales (ISCM) de Madrid (España); Raphael Gallagher, CSsR, y Sabatino Majorano, CSsR. El cierre de la jornada corrió a cargo de Andrzej S. Wodka, CSsR.
Tras el saludo de Michael Brehl, en el que recordó el mensaje del Papa Francisco para este aniversario, se presentaron los dos primeros ponentes que se centraron en el camino histórico con el que la Iglesia ha recibido la doctrina moral de Alfonso, que culminó con su proclamación como Doctor de la Iglesia.
El primero, Alfonso V. Amarante, reconstruyó las etapas históricas, sin ocultar también las objeciones y oposiciones que encontró, limitadas pero relevantes, luego superadas durante la última comisión cardenalicia. Las objeciones se referían a la originalidad del sistema alfonsiano, considerado por algunos como una variante del probabilismo, cuando en cambio la novedad decisiva introducida por Alfonso se refería al papel central de la conciencia en el discernimiento moral y la unidad sustancial de la vida moral y espiritual.
Por su parte, Marciano Vidal, CSsR, conectado desde España, expuso una valoración de la propuesta moral alfonsiana. Comentó que la Theologia Moralis no fue obra de un especialista, sino de un pastor, por lo que no dejó indiferentes a sus contemporáneos, para bien o para mal. Además, aseguró que su herencia más importante, más allá de la estructura casuística por las circunstancias históricas de la composición, es la del sensus Ecclesiae de Alfonso que ha sido transmitida a la teología católica, en un proceso que ha sido significativamente definido como “liguorización”. En su opinión, la sintonía de la enseñanza actual del Papa Francisco con el pensamiento de Alfonso es solo la última etapa de este camino.
Por su parte, las exposiciones de los profesores Gallagher y Majorano fueron más sistemáticas y estuvieron orientadas al presente y al futuro. Por un lado, Gallagher, CSsR, conectado desde Irlanda, esbozó las relaciones entre conciencia, gracia y discernimiento moral en el pensamiento de San Alfonso. En particular, subrayó dos aspectos: su deuda con el pensamiento de Santo Tomás de Aquino y su tenaz oposición al jansenismo. En la base de estas dos orientaciones está la necesidad, no sólo teológica sino también pastoral, de proponer una imagen correcta de Dios, centrada en el primado absoluto de la gracia: ésta se da a todos los hombres en virtud del sacrificio de Cristo y exalta la libertad del hombre, frente a la visión jansenista de un Dios juez que comprime, hasta el punto de negar, el valor de la voluntad humana. Por eso la conciencia se ve como el punto de partida y no como el término del discernimiento moral.
Finalmente, Majorano, CSsR, desde santuario de Materdomini, abordó la relevancia de la propuesta alfonsiana a partir de cuatro “palabras” fundamentales: compromiso moral como aceptación de la verdad salvífica; la teología como diálogo y no como cierre de las propias ideas; la conciencia como puerta a la vida moral, y el imperativo moral como paso hacia la plenitud. El discernimiento moral se refiere, por tanto, al posible paso hacia la plenitud: también puede implicar el dolor de la purificación, pero siempre sobre la base de la anticipación de las posibilidades dadas por el Espíritu Santo, sabiendo que somos liberados en Cristo de toda tristeza y vacío interior. Por tanto, la teología moral puede no ser una ideología ética, sino una diaconía eclesial, portadora de un mensaje de liberación y de esperanza de permanecer fiel a Cristo, que vino para que todos tengan vida y la tengan en abundancia.
La jornada de estudio finalizó con la síntesis de Wodka, CSsR, dirigida al futuro: recordando que los santos Doctores son un don de la Sabiduría Encarnada para la Iglesia y toda la humanidad, para captar las posibilidades abiertas por el Espíritu Santo, a través de la enseñanza de Alfonso significa hoy acoger el grito de los más pequeños, un grito de redención, para lo cual se requiere una escucha sincera de la realidad pero, al mismo tiempo, gozosa: la alegría de ese optimismo que nace de la conciencia que la historia está guiada por el plan de Dios para la humanidad basado en el amor.