21 Feb domingo VII T. O.
- Primera Lectura: Levítico 19,1-2.17-18
«Amarás a tu prójimo como a ti mismo»El Señor habló a Moisés: «Habla a la asamblea de los hijos de Israel y diles: «Seréis santos, porque yo, el Señor, vuestro Dios, soy santo. No odiarás de corazón a tú hermano. Reprenderás a tu pariente, para que no cargues tú con su pecado. No te vengarás ni guardarás rencor a tus parientes, sino que amarás a tu prójimo como a ti mismo. Yo soy el Señor.»
- Salmo Responsorial: 102
«El Señor es compasivo y misericordioso.»Bendice, alma mía, al Señor, / y todo mi ser a su santo nombre. / Bendice, alma mía, al Señor, / y no olvides sus beneficios. R. Él perdona todas tus culpas / y cura todas tus enfermedades; / él rescata tu vida de la fosa / y te colma de gracia y de ternura. R.El Señor es compasivo y misericordioso, / lento a la ira y rico en clemencia; / no nos trata como merecen nuestros pecados / ni nos paga según nuestras culpas. R. Como dista el oriente del ocaso, / así aleja de nosotros nuestros delitos. / Como un padre siente ternura por sus hijos, / siente el Señor ternura por sus fieles. R.
- Segunda Lectura: I Corintios 3,16-23
«Todo es vuestro, vosotros de Cristo, y Cristo de Dios»Hermanos: ¿No sabéis que sois templo de Dios y que el Espíritu de Dios habita en vosotros? Si alguno destruye el templo de Dios, Dios lo destruirá a él; porque el templo de Dios es santo: ese templo sois vosotros. Que nadie se engañe. Si alguno de vosotros se cree sabio en este mundo, que se haga necio para llegar a ser sabio. Porque la sabiduría de este mundo es necedad ante Dios, como está escrito: «Él caza a los sabios en su astucia.» Y también: «El señor penetra los pensamientos de los sabios y conoce que son vanos.» Así, pues, que nadie se gloríe en los hombres, pues todo es vuestro: Pablo, Apolo, Cefas, el mundo, la vida, la muerte, lo presente, lo futuro. Todo es vuestro, vosotros de Cristo, y Cristo de Dios.
- Evangelio: Mateo 5,38-48
«Amad a vuestros enemigos»En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: «Habéis oído que se dijo: «Ojo por ojo, diente por diente.» Yo, en cambio, os digo: No hagáis frente al que os agravia. Al contrario, si uno te abofetea en la mejilla derecha, preséntale la otra; al que quiera ponerte pleito para quitarte la túnica; dale también la capa; a quien te requiera para caminar una milla, acompáñale dos; a quien te pide, dale, y al que te pide prestado, no lo rehuyas.Habéis oído que se dijo: «Amarás a tu prójimo» y aborrecerás a tu enemigo. Yo, en cambio, os digo: Amad a vuestros enemigos, y rezad por los que os persiguen. Así seréis hijos de vuestro Padre que está en el cielo, que hace salir su sol sobre malos y buenos, y manda la lluvia a justos e injustos. Porque, si amáis a los que os aman, ¿qué premio tendréis? ¿No hacen lo mismo también los publicanos? Y, si saludáis sólo a vuestros hermanos, ¿qué hacéis de extraordinario? ¿No hacen lo mismo también los gentiles? Por tanto, sed perfectos, como vuestro Padre celestial es perfecto.»
[box]
“Seréis santos porque yo, el Señor, soy Santo”
– El libro del Levítico nos pone en la órbita adecuada este domingo: “No odiarás de corazón a tu hermano. No te vengarás ni guardarás rencor a tus parientes”. El mandato del amor se ha de realizar en lo más cercano a ti, probablemente también sea esto lo más difícil y exigente. Ama a los tuyos, a los de cada día, a los de siempre. Y no te permitas guardarles rencor ni mucho menos vengarte de ellos. Desea su bien y practica el amarles como a ti mismo. Y lo harás no para enorgullecerte de tu justicia o rectitud. Sino que “Seréis santos, porque yo, el Señor vuestro Dios, soy santo”. La relación con Dios, la oración, ha de ser el cauce también de nuestras relaciones –incluso las más conflictivas- a la luz de su Palabra y con su fuerza hemos de construirlas cada día.
– Una fe curativa. El salmo de hoy merecería ser grabado a la puerta de todas las Iglesias, o por lo menos, junto al lugar del Perdón: “Dios perdona todas tus culpas y cura todas tus enfermedades, él rescata tu vida de la fosa y te colma de gracia y de ternura. El señor es compasivo y misericordioso, lento a la ira y rico en clemencia. No nos trata como merecen nuestros pecados, ni nos paga según nuestras culpas. Como un padre siente ternura de sus hijos, siente el Señor ternura por sus fieles”. Todo esto nos habla de la Iglesia, como el lugar de la misericordia y la ternura. De los cristianos, como los primeros dispuestos a compadecerse, a entender al otro y a practicar la misericordia con él; pues no damos nada que no hayamos recibido antes a raudales de Dios. Nuestra fe es curativa, lo sabemos, sólo nos falta creérnoslo y practicarlo un poquito mejor.
– Más allá de lo mandado. “Amad a vuestros enemigos, haced el bien a los que os aborrecen y rezad por los que os persiguen y calumnian. Así seréis hijos de vuestro Padre que está en el cielo, que hace salir su sol sobre malos y buenos y manda la lluvia a justos e injustos. Porque si amáis a los que os aman, ¿qué premio tendréis?”. No somos cristianos por cumplir,… o bueno, no deberíamos serlo. Por eso Jesús va más allá de las normas de justicia que estaban vigentes en su tiempo (el manto, el ojo por ojo, el bofetón en la cara o la milla que se acompaña a otro). Para Jesús gana siempre la lógica de la compasión y la generosidad. Nos lleva más allá del mero cumplimiento. Dar o tratar a todos por igual no es lo más justo siempre. Lo justo, la justicia de Dios, es dar más al que más necesita. ¿no os parece? Por eso lo de amar a mis amigos y familiares ya lo hacen todos, a nosotros nos toca dar un paso más. “Dad gratis lo que gratis recibisteis”.
Víctor Chacón Huertas, CSsR [/box]