De la superficialidad orante a una vida de oración

De la superficialidad orante a una vida de oración

La historia es una obra maestra del telar de los siglos, cuyos hilos y contrahílos forman una «estructura de conjunto», gracias a la cual el tejido resulta completo y armonioso. Pero los seres humanos, cegados por su individualismo, tiran de su propio hilo, como si no necesitaran de los otros hilos hermanos y de los contrahílos para ir tejiendo la existencia humana bien entramada.

Sin embargo, toda la creación de Dios es un vestido sin costuras (LS 9), en el que todos nos necesitamos, hasta el último grano de polvo del planeta.

 

Pilar Avellaneda ha publicado este artículo en nuestra revista Icono de septiembre. Si quieres leerlo completo puedes hacer click aquí.

«Alguien me dijo hace tiempo: ‘abre pasmosamente los ojos a lo que veas, y deja que se te llene de savia y frescura el cuenco de las manos para que los otros puedan tocar ese milagro de la vida palpitante cuando te lean'». Son palabras del Beato Manuel Lozano que me acompañan en el camino de la vida, y lejos de la superficialidad mundana que nos amenaza, encierran una gran sabiduría.

Pero en estos momentos que vivimos me pregunto: ¿Cómo llenarnos de savia y frescura, si el agua de la esperanza de toda la humanidad se nos escurre entre las manos?

MEMORIA AGRADECIDA

En medio de esta realidad, aconseja Pilar Avellaneda en su artículo, hagamos memoria agradecida para llenarnos de savia y de frescura, lejos de toda nostalgia y lamento. La meta de la fase de preparación al Sínodo era dejar emerger las experiencias vividas. Así que anima a emerger tantas experiencias vividas que nos atestiguan que Jesús está vivo, que nos acompaña en este caminar juntos, y que también hoy nos sostiene y nos alienta.

«Todos juntos afrontaremos cada una de las situaciones adversas ayudándonos unos a otros porque la resurrección ha penetrado la trama oculta de la historia, también la trama de nuestra historia de hoy y esta es nuestra fuerza imparable».