Cuidar fe y tradiciones cuando vives fuera

Cuidar fe y tradiciones cuando vives fuera

Nadie duda de los beneficios para los vínculos entre los 27 países de la Unión Europea del programa Erasmus de intercambio de estudiantes de enseñanza superior. Con un presupuesto para 2022 de 3.900 millones de euros celebra su XXXV aniversario tras haber ofrecido oportunidades de estudios, prácticas y cooperación transfronteriza a casi 12 millones de jóvenes, también de otros países que participan en el Erasmus Plus.

Este es el artículo de Paloma Caballero, periodista, que escribe un artículo mensual en nuestra revista Icono, y en esta ocasión, en la sección ‘Misioneros’. «Esas tres décadas y media originaron también la inculturación obligada de jóvenes y parejas que se forman y que, fascinados por realidades nuevas, pueden poner en solfa, al menos temporalmente, sus tradiciones familiares o la práctica de la fe».

«Para muchos, salir de casa de los padres, del ambiente familiar, de la iglesia conocida e incluso del grupo de amigos, marca también un antes y un después en la relación con Dios, aunque no siempre para peor pues a veces hay descubrimientos que la impulsan. En general -según Caballero-, a la llegada al nuevo país, sin contactos cristianos o una iglesia familiar, no es fácil mantenerse firme, según respuestas de algunos jóvenes Erasmus a una encuesta. pero, también los nuevos lazos que se crean pueden abrir caminos. Y aunque la relación con Dios es individual, el sentimiento de comunidad puede aparecer en los intercambios con personas, compartan o no la fe».

La periodista explica que «es posible que en el país al que le llevó el programa, o un tercero, se convierta en el de adopción, si el joven encuentra pareja, por lo que continuar o empezar la práctica religiosa cristiana puede ser difícil si no se tiene una voluntad firme, lo mismo que en mantener las tradiciones familiares que fortalecen el sentimiento de identidad y de pertenencia e inspiran sentimientos positivos».

TRADICIÓN

¿Cuáles se transmitirán si llegan a los hijos? ¿Se priorizará alguna? Lo ideal, en palabras de Caballero, sería buscar la complementariedad, aunque no faltan padres de diferentes orígenes que obvian celebraciones tradicionales, como Navidad y Semana Santa para los cristianos, y crean otras específicas de acuerdo a fechas significativas para la nueva familia.

«Algunos padres jóvenes confían a veces en los abuelos respectivos para ayudarles en la transmisión de tradiciones en las que se criaron y cuyos valores reconocen. Pero, tampoco es fácil para los mayores ejercer ese papel en vacaciones o visitas».

Pero, a pesar de los encajes culturales obligados en las nuevas familias de una Europa de raíz cristiana, las experiencias en general, según Caballero, aportan más que restan y pueden superarse obstáculos para crecer en la fe. Los jóvenes y parejas que no se establecen fuera, también han de esforzarse individualmente y en pareja para crecer en su relación con Dios.

UNIDAD

«La unidad de la pareja no ha de resentirse por el diferente crecimiento respectivo o ausencia de uno de los dos pues todos son aportes a la mini comunidad que forman», destaca Paloma Caballero.

«El amor presupone el respeto y la estima mutua, la amistad y la caridad, el encuentro y la cooperación», afirmó en la Semana de Oración por la Unidad de los Cristianos el cardenal Josef de Kesel en Bruselas.

«Sin amor tampoco hay ecumenismo, pues hace aspirar a la unidad con el otro y enseña a respetarle en sus diferencias. Aunque la unidad total cristiana, visible e institucional no sea posible aún, nada nos impide acudir al encuentro del otro y amarnos en un ecumenismo espiritual», añadió el cardenal en una reflexión que puede aplicarse a las relaciones humanas entre personas de diversos orígenes.

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