28 Dic Cuentos intemporales
“Era yo niño en la edad y en el tiempo. Aún no conocía los avatares de la vida, ni de la historia. No podía leer ni prever el futuro, porque carecía de un pasado; o mejor dicho, no. El pasado mío era mi abuelo, aquel hombre sabio eternizado en esa veta de serenidad y cordura que distingue a los hombres que saben anclarse en el presente visual y permanentemente que la vida ofrece, en principio a todos, y que sólo unos pocos aceptan. Lo veo aún sentado en lo más alto del acantilado, contemplando el mar inmenso, las olas siempre activas, cambiantes, de colores irisados, fascinantes.
-Jamás verás dos olas iguales. El mar es como la eternidad: eterna, hijo, eterna, pero nunca quieta. Nada hay que sea estático. Sólo los dioses griegos y los burgueses son estáticos.
Por más que le escuchaba boquiabierto, poco le entendía.
-Es cuestión de acoplar nuestra mente, siempre en ebullición creadora, con la vida que reverbera en todas y cada una de las cosas.
-Abuelo, entonces, las olas, el agua, el viento… ¿también tienen vida?, ¿lo mismo que los pececitos, o que las gaviotas?
-Lo mismo, hijo, lo mismo.
Yo me quedaba callado, luego me ponía a cortar las pequeñas margaritas y malvas que crecían en la explanada encima del acantilado; cuando reunía un puñadito las acariciaba, y hasta les hablaba con mimo en una especie de monólogo compartido; porque las flores, como los niños, tampoco son mudas. Y nos poníamos a jugar. Era yo el niño más feliz. Luego les iba arrancando los pequeños pétalos a las margaritas; creo que se reían, seguro que se reían, porque también a mí me entraba la risa entre la cháchara que manteníamos. De pronto, las flores y yo nos quedábamos callados…”.
Así comienza uno de los cuentos del libro ‘Cuentos intemporales’, publicado en nuestra editorial Perpetuo Socorro. La publicación recoge 8 cuentos intemporales y “un racimo de 26 poemas a la intemperie escritos al relente de los días”, según destaca su autor, Juan Manuel del Río.
-Cuentos:
Abraham el nómada
El abuelo
El olivo de la paz
El tren, parábola imperfecta
Enviado especial al Aconcagua
La cueva de Adán
Los espías de Jericó
Sueños tertulianos
-Poemas:
Agua de la montaña
Barquito de vela
Belén de mi infancia
Camino de Belén
Dejadme pintar la noche
Déjame oh Dios
El árbol seco
Estrellas del trópico
Hombre a la intemperie
Hombre tangencial
Hoy quiero hablarte
Juventud
La flor de la ermita
Mi casa
Mi poema es la vida
Paisaje navideño
Playa sola
Plegaria
Poema sin letra
Salvo del afligido
Salmo del amanecer
Salmo para la hora undécima
Sueño de nieve
Tarde de toros
Todo es amor
Verano, tú
Si estás interesad@ en esta publicación o en cualquier otro libro, no dudes en consultarnos.