Crónica – San Sperate’13

Crónica – San Sperate’13

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Cinco días y casi 500 jóvenes venidos de diferentes partes de Europa, e incluso de más allá del Océano Atlántico. Oraciones en ucraniano, español y alemán; celebraciones a medias en italiano y en inglés; grupos de discusión en alemán, inglés, francés, portugués, español, ruso… Con esta carta de presentación, cualquiera diría que se trata de algo imposible de organizar; y mucho menos conseguir que sea un éxito. Pero la experiencia nos indica que así fue, o por lo menos ese es el testimonio que nos trajimos los participantes españoles en la Misión Joven Redentorista de San Sperate (Cerdeña).

¿Por qué? Porque cantamos y bailamos juntos. Porque compartimos nuestras reflexiones y experiencias vitales. Porque entendimos la increíble cantidad de formas diferentes que hay de vivir una misma fe y de trabajar un mismo carisma. Y por supuesto, porque nos encontramos en comunión celebrando a un mismo Cristo hecho pan y vino.

Pero claro, no podía ser de otra manera si tenemos en cuenta el lugar en el que se celebró el encuentro: un pequeño pueblecito de Cerdeña, de apenas 8000 habitantes. Un pueblo deseoso de vivir este encuentro. Eso se notaba a cada paso, tanto en la preparación como en la propia Misión: jóvenes de todas las edades se encargaban de engalanar el pueblo, las señoras estaban dispuestas a cocinar para toda la muchedumbre, el coro se preparaba para adornar cada celebración… Y día a día, todo el pueblo arropaba más y más cada acto.

De esta manera, se fueron sucediendo las jornadas del encuentro: oraciones de la mañana, catequesis y discusiones sobre las mismas (en grupos lingüísticos), workshops (talleres), celebraciones de la tarde, presentaciones de las distintas provincias por la noche… Hasta el último día, donde disfrutamos de la visita a Cagliari, la capital sarda.

La nota de color la aportaron las oraciones de la mañana y los talleres. Cada oración fue preparada por una provincia redentorista: así nos asombramos con los cantos ucranianos o realizamos un bello gesto en la oración preparada por nuestra provincia. Y cómo no hablar de los workshops, pequeños talleres preparados por diferentes provincias y por gente local. En ellos disfrutamos aprendiendo a hacer pan y pasta, modelando piezas de cerámica, tocando la flauta irlandesa o bailando sevillanas.

Y por supuesto, no podemos dejar de tratar las celebraciones: fuimos testigos de la profesión de los votos temporales como redentorista del italiano Maximiliano Mura, así como del bautismo de la pequeña Sara y de una celebración penitencial muy especial, ya que seguía el ritual tradicional del viernes santo en San Sperate. Estos momentos son clave para recoger todo lo vivido durante esos días, tres pequeños regalos que supusieron un toque de corazón y emoción a la semana.

Como es lógico, hubo muchos momentos de distensión y de disfrute. Especialmente son dignas de mención las actuaciones artísticas, las presentaciones de las provincias y los diferentes juegos, que se celebraban a la caída de la tarde y durante parte de la noche, y que supusieron el mayor momento de relajación.

Sin duda fue una gran experiencia para todos los que tuvimos la oportunidad de acudir a San Sperate. Y tras esta vivencia, solo cabe hacer dos cosas: agradecer enormemente todo el trabajo de los organizadores y animar a todos aquellos que lean este pequeño escrito a participar en los futuros encuentros.

 

Luis Antonio Moreno Ramos