13 Feb Cerca de ti
Lectura del libro del Deuteronomio
Dijo Moisés al pueblo: «El sacerdote tomará de tu mano la cesta con las primicias y la pondrá ante el altar del Señor, tu Dios. Entonces tú dirás ante el Señor, tu Dios: «Mi padre fue un arameo errante, que bajó a Egipto, y se estableció allí, con unas pocas personas. Pero luego creció, hasta convertirse en una raza grande, potente y numerosa. Los egipcios nos maltrataron y nos oprimieron, y nos impusieron una dura esclavitud. Entonces clamamos al Señor, Dios de nuestros padres, y el Señor escuchó nuestra voz, miró nuestra opresión, nuestro trabajo y nuestra angustia. El Señor nos sacó de Egipto con mano fuerte y brazo extendido, en medio de gran terror, con signos y portentos. Nos introdujo en este lugar, y nos dio esta tierra, una tierra que mana leche y miel. Por eso, ahora traigo aquí las primicias de los frutos del suelo que tú, Señor, me has dado.» Lo pondrás ante el Señor, tu Dios, y te postrarás en presencia del Señor, tu Dios.»
R/. Está conmigo, Señor, en la tribulación
Tú que habitas al amparo del Altísimo,
que vives a la sombra del Omnipotente,
di al Señor: «Refugio mío, alcázar mío,
Dios mío, confío en ti.» R/.
No se te acercará la desgracia,
ni la plaga llegará hasta tu tienda,
porque a sus ángeles ha dado órdenes
para que te guarden en tus caminos. R/.
Te llevarán en sus palmas,
para que tu pie no tropiece en la piedra;
caminarás sobre áspides y víboras,
pisotearás leones y dragones. R/.
«Se puso junto a mí: lo libraré;
lo protegeré porque conoce mi nombre,
me invocará y lo escucharé.
Con él estaré en la tribulación,
lo defenderé, lo glorificaré.» R/.
La Escritura dice: «La palabra está cerca de ti: la tienes en los labios y en el corazón.» Se refiere a la palabra de la fe que os anunciamos. Porque, si tus labios profesan que Jesús es el Señor, y tu corazón cree que Dios lo resucitó de entre los muertos, te salvarás. Por la fe del corazón llegamos a la justificación, y por la profesión de los labios, a la salvación. Dice la Escritura: «Nadie que cree en él quedará defraudado.» Porque no hay distinción entre judío y griego; ya que uno mismo es el Señor de todos, generoso con todos los que lo invocan. Pues «todo el que invoca el nombre del Señor se salvará.»
En aquel tiempo, Jesús, lleno del Espíritu Santo, volvió del Jordán y, durante cuarenta días, el Espíritu lo fue llevando por el desierto, mientras era tentado por el diablo. Todo aquel tiempo estuvo sin comer, y al final sintió hambre.
Entonces el diablo le dijo: «Si eres Hijo de Dios, dile a esta piedra que se convierta en pan.»
Jesús le contestó: «Está escrito: «No sólo de pan vive el hombre».»
Después, llevándole a lo alto, el diablo le mostró en un instante todos los reinos del mundo y le dijo: «Te daré el poder y la gloria de todo eso, porque a mí me lo han dado, y yo lo doy a quien quiero. Si tú te arrodillas delante de mi, todo será tuyo.»
Jesús le contestó: «Está escrito: «Al Señor, tu Dios, adorarás y a él solo darás culto».»
Entonces lo llevó a Jerusalén y lo puso en el alero del templo y le dijo: «Si eres Hijo de Dios, tírate de aquí abajo, porque está escrito: «Encargará a los ángeles que cuiden de ti», y también: «Te sostendrán en sus manos, para que tu pie no tropiece con las piedras».»
Jesús le contestó: «Está mandado: «No tentarás al Señor, tu Dios».»
Completadas las tentaciones, el demonio se marchó hasta otra ocasión.
Cerca de ti
Llegó ya la Cuaresma, tiempo de escucha y de revisión. De “ITV cristiana” en la que poner a punto, mirar niveles, revisar lo que somos y vivimos desde la fe… pero no lo hacemos mirándonos a nosotros, sino mirándole a Él, y escuchándole a Él. Vamos a ello.
Nos ha dicho el Deuteronomio: “Clamamos al Señor y el Señor escuchó nuestra voz, miró nuestra opresión y nos sacó de Egipto”. Y así nos presenta a un Dios que mira y escucha, que no se desentiende, que no está tan lejos ni sordo. Presenta a Dios como el cercano y salvador que se deja afectar por la vida de sus criaturas. Primera clave para revisar nuestros niveles de fe: ¿nos dejamos afectar nosotros por la vida de los demás? ¿por sus males y dolores, por sus sufrimientos y soledades, por el hambre de otros (en este día de Manos Unidas)?
La epístola a los Romanos es una obra maestra de Pablo y de su pensamiento. Hoy comienza con solemnidad a decirnos: “La palabra está cerca de ti, la tienes en los labios y en el corazón”. La palabra de la fe que os anunciamos no es una cosa externa o ajena a tu vida, forma parte de ti. Tu corazón no sirve solo para amar u odiar… sirve para creer, sirve para guardar la palabra, meditarla, acogerla en silencio, rumiarla, que enriquezca tu vida y la de quienes te rodean. Hoy se banaliza demasiado el corazón. Y se reduce tristemente a siluetas rojas que sirven para vender y para pensar en relaciones efímeras. Y el corazón es algo más, es custode de la Palabra. Segundo nivel a revisar: ¿Qué importancia tiene la Palabra en mi vida? ¿Tengo un corazón abierto a la escucha?
Lucas nos presenta hoy el corazón de Jesús, que es tentado por el desierto. 40 días dice que pasó allí Jesús, y esto recuerda bien a los 40 años del Pueblo por el desierto, que vinieron después de la Liberación. Parece señalar el evangelista que Jesús continua esta historia de salvación. Pero nos presenta a Jesús, salvador, como Dios humanado. Y por ello tentado en su debilidad, sin llegar nunca a pecar.
Dios quiso asumir nuestra debilidad incluso enfrentándose a las principales tentaciones humanas: tener, poder y ser… Aparece junto al Espíritu que guiaba a Jesús, otro espíritu, este impuro y maligno, el tentador, el diablo. Este quiere apartarlo de su misión, alejarle de su Padre. Por ello le propone primero ser más fuerte, ahorrarse la debilidad y el sufrimiento de pasar hambre… el puede tener todo ¿por qué no tenerlo todo? Porque no solo de pan vive el hombre. Después vendrá la tentación del poder… “te daré todo esto, el poder y la gloria… si te postras y me adoras a mí”, pero Jesús no era necio y amaba profundamente a su Padre. Tercera y sorprendente tentación: “tírate por el alero del templo, porque tú eres importante y grande, y Dios cuida de ti”, aparece el diablo incluso citando la Palabra de Dios, una frase del salmo de hoy. Pero Jesús lo tiene claro: “no tentarás al Señor tu Dios”. A quien se ama no se le pone a prueba. A la luz de esta Palabra… ¿cuáles son mis tentaciones y cómo las afronto? ¿Acierto a confiarme en las manos de Dios como hace Jesús? Curioso lo que Jesús nos dice hoy: reconocerse débil es signo de fortaleza, querer imponerse y parecer fuerte -es signo demoníaco- y muestra inequívoca de debilidad.
Víctor Chacón Huertas, CSsR