29 May Apertura Proceso Canónico de un presunto milagro atribuido a Conchita Barrecheguren
El día 18 de Mayo de 2016, en el Obispado de Orihuela-Alicante, y bajo la presidencia de su titular, el Sr. Obispo D. Jesús Murgui, se tuvo la Sesión de Apertura del Proceso Canónico sobre un supuesto milagro atribuido a la intercesión de la Sierva de Dios, María de la Concepción -Conchita- Barrecheguren García.
En el transcurso de la solemne, sobria y emocionante sesión, se constituyó el Tribunal, que tomará declaración a los testigos y recabará toda la documentación clínica necesaria. Después de la invocación inicial al Espíritu Santo, el Vicepostulador de Conchita dio lectura a una breve biografía de la Sierva de Dios y a la petición de apertura del Proceso, enviada por el Postulador General de los Misioneros Redentoristas, P. Antonio Marrazzo. Seguidamente, el Obispo, los miembros del Tribunal y el Vicepostulador, prestaron juramento de cumplir fielmente las obligaciones que les corresponden. Por último, intervino el Sr. Obispo, que, además de destacar la particularidad que suponen los procesos de beatificación de Conchita y su padre, el Siervo de Dios, P. Francisco Barrecheguren CSsR, quiso comentar las siguientes palabras de Conchita: “Mi amor, un Dios crucificado. Mi fortaleza, la Eucaristía. Mi refugio, los brazos de la Virgen”.
El Salón de Actos del Obispado de Alicante se llenó totalmente de devotos de Conchita, entre los que se encontaba, acompañada por sus padres, la niña supuestamente curada por intercesión de Conchita. También asistieron el Superior Provincial de los Misioneros Redentoristas, P. José Luis Bartolomé, y otros Redentoristas de las comunidades de Valencia y Zaragoza, además de las Hermanas Oblatas del Santísimo Redentor de Alicante.
El supuesto milagro que ahora se va a estudiar, ocurrió en Alicante, en Marzo del año 2014, y se realizó en una niña de dieciséis meses, víctima de un shock séptico con fracaso multiorgánico, causado por estreptococo grupo A, que comprometió muy seriamente su vida. La niña fue ingresada en la Unidad de Cuidados Intensivos de Pediatría del Hospital Universitario de Alicante y presentaba hipotensión arterial, insuficiencia renal, coagulopatía, insuficiencia hepática, síndrome de distress respiratorio agudo, erupción macular eritematosa y necrosis de los tejidos blandos. Al empeorar el pronóstico, se verificó la aparición de neumonía apical derecha complicada con derrame pleural, peritonitis complicada con derrame ascítico y con exantema generalizado complicado por escara (una úlcera dorsal entre las escápulas). La extrema gravedad, hizo que los médicos notificaran a los padres de la pequeña las pocas probabilidades de curación existentes e igualmente se les informó de la agresividad de los tratamientos a los que habría que someterla y del riesgo de las posibles secuelas que se podían presentar. Por eso, se administró a la pequeña el Sacramento del Bautismo por el capellán del hospital, en la misma Unidad de Cuidados Intensivos. Pasados varios días, se llevó a la UCI una reliquia de la Sierva de Dios Conchita Barrecheguen y a partir de ese momento se inició una rápida y sorprendente recuperación, que hizo que la niña se restableciera sin ninguna secuela.
Como se sabe, la Sierva de Dios Conchita Barrecheguren es hija del también Siervo de Dios, P. Francisco Barrecheguren, Misionero Redentorista, que ingresó en la Congregación en 1947, fue ordenado sacerdote en 1949, falleció en 1957 y se inició su proceso de canonización en Granada en 1993.
Conchita nació en Granada el 27 de Noviembre de 1905, fue bautizada el 8 de Diciembre del mismo año y recibió el nombre de María de la Concepción del Perpetuo Socorro. Su padre se encargó personalmente de su formación cultural y la preparó para recibir los sacramentos. Desde su Primera Comunión (1912), vivió a impulsos de Eucaristía y practicó una oración constante. Cada mañana acudía a la celebración de la Misa, y pasaba una hora en diálogo con el Señor. En el mediodía empleaba otra media hora en la meditación y rezaba el Rosario y el Vía Crucis. Por la tarde, junto a su padre, hacía la Visita al Santísimo en la Iglesia donde se hacía la Exposición Solemne. Durante sus años juveniles se incorporó a la asociación de las Hijas de María, a la Archicofradía de Ntra. Sra. del Perpetuo Socorro, a la Adoración Nocturna, a la Adoración Diurna, a los Jueves Eucarísticos del Santuario de Ntra. Sra. del Perpetuo Socorro y a la Asociación Eucarística de las Marías de los Sagrarios. También se ocupaba en enseñar el catecismo, confeccionar ropa para los pobres, visitar los Sagrarios de las parroquias granadinas de Armilla, Otura y Güevejar y preparar ornamentos para los templos necesitados.
Toda la vida de Conchita estuvo marcada por la enfermedad: una precoz, que se presentó a los diecinueve meses de vida y que fue el primer indicio de una existencia que, según los médicos que la atendieron, “no tendrá un día bueno”. La fragilidad de su salud le impidió seguir la Vida Religiosa y eso le hizo a descubrir que, como estaba en la edad en que Dios concede las vocaciones, la suya consistía precisamente en estar enferma. Al poco de regresar de una peregrinación a Lisieux, su enfermedad se complicó con la tuberculosis. Era la misma enfermedad que vivió Santa Teresita. Conchita reconocerá que durante su estancia en Lisieux se ofreció al Señor y que le había tomado la palabra. Poco a poco, la tuberculosis minó su naturaleza. Era una enfermedad poco conocida para la medicina de entonces y prácticamente terminal. El modo en que Conchita la afrontó hizo constatable lo extraordinario de su calidad humana y de la seguridad de su fe.
La vida de Conchita fue breve, apenas veintiún años, pero supo utilizar su tiempo y vivirlo intensamente. Hizo de su vida cotidiana una historia extraordinaria de amor a Dios. En sus últimos días contó con el acompañamiento espiritual del Mártir Beato Julián Pozo, CSsR. Su muerte sucedió en la madrugada del 13 de Mayo de 1927 y desde el año 2007 sus restos, junto con los de su padre, se encuentran en el Santuario de Ntra. Sra. del Perpetuo Socorro de Granada, donde son visitados por numerosos devotos.
Esperemos que el Proceso del supuesto milagro, que se acaba de iniciar, concluya satisfactoriamente y muy pronto podamos asistir a la Beatificación de Conchita
F. Tejerizo, CSsR