Ser misionero es saber agradecer

Ser misionero es saber agradecer

 

En la raíz más profunda de nuestra identidad redentorista está escrita a fuego la palabra gracias. Somos elegidos, convocados y enviados para extender gratitud por el Reino, siempre presente. Somos, por vocación, buena noticia para el débil; esperanza para el triste y alimento para el necesitado. Porque nuestra misión no es solo una palabra, es un compromiso con el encuentro que regenera y salva; que devuelve la dignidad que tantas veces ha sido dañada y robada a nuestras hermanas y hermanos. Por eso, conscientes de la confianza que Quien llama ha puesto en nuestras vidas, no nos queda sino agradecer y agradecer siempre.

Como Superior Provincial de los Redentoristas en España, recojo el sentir de toda la comunidad congregacional al afirmar que estos nuevos 12 Beatos, cohermanos nuestros, son la expresión clara de nuestro compromiso misionero con la reconciliación, el encuentro y la misión con todos y para todos. Compromiso que nuestra Congregación Redentorista, desde siempre, ha querido expresar. Nuestros nuevos Beatos, con su sangre derramada, han escrito con letras mayúsculas el valor de nuestra vida y vocación que se gasta diariamente al servicio de la evangelización y la paz. Es la misma entrega que ofrecieron nuestros hermanos fallecidos en silencio y oración durante la pandemia, la misma que sostiene la esperanza en las comunidades presentes en muchos lugares de este país, la misma que estimula nuestra predicación, estudio y misión; exactamente la misma que las nuevas vocaciones que, poco a poco, pero casi todos los años nos viene regalando el Señor para rejuvenecer y dar porvenir a la misión.

Nuestros nuevos 12 Beatos no lo son por un hecho fortuito, puntual y, ciertamente, grave. Se beatifica toda su vida, su entrega y trayectoria. En la vida de un misionero redentorista hay muchos instantes de intenso martirio. La mayor parte de esos momentos son vividos en un desconcertante silencio con Dios, pero fruto de esos instantes fecundos son la capacidad para darlo todo, para amar sin medida y vivir siempre sostenido en la esperanza.

Nuestros Beatos mártires son hijos del pueblo. Muchos originarios de lo que hoy denominamos la España vaciada. Son testigos de la fe fecunda y arraigada en las sociedades y culturas sencillas, en las familias forjadas en el esfuerzo y el sacrificio. Aprendieron a ser fuertes ya en una infancia, a veces, nada fácil. Ellos son hoy inspiración para nuestra misión que no es otra que estar próximos a los más débiles de la sociedad, siendo esperanza para quienes tantas veces encuentran las puertas del éxito cerradas. Son inspiración para los misioneros redentoristas y también para los laicos redentoristas. Empujan a nuestro laicado a un compromiso ético de transformación, a una economía solidaria, a una opción por la integración de todos y a la renuncia de toda manifestación de descarte. Y todo ello vivido desde la fe que se alimenta, diariamente, al calor de la Palabra.

Es un día para dar gracias. Y al hacerlo, permitir que el testimonio de nuestros mártires ponga en orden nuestros afectos y compromisos. Nos sitúen en la senda de la comunión, la fraternidad, el perdón, la reconciliación y la paz. Es un día para agradecer a Dios cómo ha cuidado siempre y sigue haciéndolo a esta familia redentorista con Corazón de Madre del Perpetuo Socorro. Es un día para decirle al Señor, gracias por la inspiración y el calor de familia que ha dejado en quienes somos hijos de San Alfonso M.ª de Ligorio que hoy ve como 12 hijos suyos, son reconocidos ante la Iglesia y sociedad universal como ejemplo de vida, entrega y verdad. Como ejemplo de misión.

 

Acción de Gracias. 22 de octubre de 2022. Beatificación de 12 mártires redentoristas en La Almudena.

P. Francisco Javier  Caballero, Superior Provincial de los Misioneros Redentoristas en España.

Fotos: Archidiócesis de Madrid