El Perpetuo Socorro 1905

El Perpetuo Socorro 1905

P. Miguel G. Leyva / Carmen Vila

 

«En el cuarenta y cuatro de sus Salmos canta David a un rey cuyos extraordinarios encantos le hacen romper en entusiastas aclamaciones. Dícele que es gentil, el más gentil en hermosura entre los hijos de los hombres, que en sus labios se ve derramada una gracia incomparable, y que en cuanto salga a la conquista del mundo, alcanzará las más brillantes victorias, porque sus irresistibles atractivos serán como agudos dardos que traspasarán los corazones, y los pueblos se rendirán a él. En ese Rey no es difícil reconocer a Cristo, Señor nuestro, reduciendo las naciones todas de la tierra a su dulce cautiverio con los encantos de su divinidad unidos a los de su humanidad santísima».

 

Así comienza el número de julio de la revista el Perpetuo Socorro de 1905. El artículo se titula «La primera justificación. VI. Enriquecida con todos los dones del Espíritu Santo».

«(…) La Sabiduría, leemos en el libro de los Proverbios, se edificó en una casa, labró siete columnas». En estas palabras han descubierto los doctores católicos con San Bernardo la verdad que acabamos de enunciar. En su sentir la casa que se edificó la Sabiduría increada, no fue otra que la Santísima Virgen María, en cuyo seno purísimo se dignó tomar carne mortal y habitar por espacio de nueve meses; y las siete columnas que labró, fueron los siete dones del Espíritu Santo con la que enriqueció desde el primer instante de su ser.

El artículo termina con una alabanza a la Virgen María: «Oh María, que tan espléndidamente fuisteis dotada por vuestro divino Esposo! Inspiradme un aprecio grande de sus santos dones».

Entre sus páginas, El Perpetuo Socorro de julio de 1905 recoge también en la sección ‘Narraciones bíblicas’ la destrucción de Sodoma; en ‘La familia cristiana’ aborda El matrimonio y las leyes civiles; en ‘Flores del cielo’, Los mártires de la Alpujarra; en ‘Cosas del día’, El lujo; y dos últimas secciones más: ‘Variedades’, donde recoge El Congreso Eucarístico internacional, Nueva Encíclica, El Reverendo Padre Riblier, Trabajos masónicos, ¡Guerra a la mala prensa! y Cultos en honor a San Gerardo Mayela, entre otros, y ‘Boletín de la Archicofradía’, con los Cultos y Favores.

 

EL PERPETUO SOCORRO EN AGOSTO DE 1905

El Perpetuo Socorro número 80, que corresponde al mes de agosto de 1905, dedica su portada a San Alfonso María de Ligorio, puesto que el día 2 de agosto se celebraba la fiesta de San Alfonso. Además de un reportaje sobre el misionero redentorista que titulan «San Alfonso, músico», recogen entre las páginas de la revista un poema a San Alfonso, doctor de la Iglesia. La sección ‘Familia cristiana’ muestra un artículo sobre ‘El divorcio’, y en la sección ‘Preguntas y respuestas’ se abordan cuestiones como: ¿Para qué sirve el agua bendita? o Para ganar las indulgencias concedidas a la señal de la Cruz ¿Hay que pronunciar las palabras: En el nombre del Padre y del Hijo, etc.?

A continuación, en ‘Cosas del día’  Enrique Cerrillo escribe sobre la Igualdad liberal y se incluye un cuento titulado «El abuelo y el nieto». Por último, en la sección ‘Variedades’ se abordan «Nuestras misiones del Congo», entre los temas más destacados.