05 Abr La fuerza de la debilidad
«Estamos siendo testigos de un gran videojuego: el terrible videojuego de la guerra. Infinidad de noticias que se suceden, donde algunas personas se sientan a negociar (con dineros e intereses nunca claros) y bombardeos en directo, refugios en directo, muertos en directo, migrantes y refugiados en directo… Soportamos estoicamente la pornografía de una retransmisión de algo calculado, aceptado y cruel. Sin duda alguna, lo que ahora vivimos tiene y tendrá consecuencias para la calidad de nuestra humanidad y de nuestras relaciones».
Así lo asegura el director de la revista Icono, P. Francisco J. Caballero, en su editorial de este número de abril. Caballero destacó también que, «unido al desastre, estamos viviendo cómo la cadena de solidaridad se ensancha. Nunca, en tan poco tiempo, en nuestro país se había desenvuelto una solidaridad sin límites que se manifiesta en la generosidad de las donaciones y la hospitalidad de la acogida. En tiempos de
precariedad e inhumanidad, está claro, aparece también la grandeza del ser humano que entiende que el sentido de la vida es construir fraternidad. Es la fuerza de la debilidad que anima, sostiene y organiza el bien».
Y añade: «Sería imposible recoger tantos gestos callados de amor como ha desvelado esta guerra cruel. Infinidad de hombres y mujeres
anónimos están devolviéndonos la confianza en la humanidad. Nos están diciendo, ‘también de esto sabremos levantarnos juntos’. Muchos lo hacen por estricta humanidad, otros por estricto evangelio. Unos y otros se encuentran, está claro, en la búsqueda del bien y la paz, porque ahí está Dios».
El director de la revista Icono destaca en su editorial que «Los que estamos unidos bajo el Perpetuo Socorro, reina de la paz, estamos viviendo con la respiración contenida esta situación. Nuestras comunidades parroquiales y templos de España han movido generosamente sus vidas para atender y hacerlo pronto».
Y concluye: «Nuestros hermanos redentoristas polacos y ucranianos están recibiendo, sin parar, la ayuda de quienes somos sus hermanos. Ellos a pie de guerra, nosotros a pie de solidaridad. Es imparable el bien. Lo triste es que tenga que desvelarse por una causa tan grave. Es el momento de comprometernos con la paz y la verdad».
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