10 Mar La muerte, asignatura pendiente
‘La muerte, asignatura pendiente’, de Máximo Álvarez, publicado en nuestra editorial Perpetuo Socorro, es el libro que recomendamos hoy. «Pocos lenguajes son tan frágiles y tan inseguros como los que se refieren a las situaciones del morir humano. Esa fragilidad e inseguridad aumentan cuando se añade al morir humano la fe en la trascendencia o en lo que denominamos más allá».
El autor del libro nos ofrece formas de lenguaje fieles al contenido y consonantes a la sensibilidad actual, para estas situaciones densas del final de la existencia humana y del inicio de otra forma de ser. «De seguro que el lector agradecerá tener en sus manos textos teológicos memorables sobre cada uno de los temas tratados. Lectores avezados en temas teológicos se sentirán contentos de volver a encontrarse con nombres solemnes de épocas pasadas, aunque no tan remotas. A los jóvenes lectores les recomiendo que tengan al lado un Diccionario teológico y que acudan a los datos biográficos y temáticos de quienes son citados en la presente obra», Marciano Vidal, CSsR, nacido y bautizado en la parroquia de San Pedro de Trones, diócesis de Astorga.
Máximo Álvarez asegura en su libro que la muerte le impone mucho respeto: «Hago propio el epitafio de un señor de ciento tres años, casado en mi pueblo, que me decía que le gustaría que en su tumba le pusieran ‘aquí yacen los restos de uno que murió sin ganas'». Y añade: «Reconozco que la fe y la esperanza en Dios y en la vida más allá de la muerte no impide el pánico al sufrimiento en el momento de morir ni la incertidumbre de saber cómo será esa vida o cómo la estarán viviendo los seres queridos que ya se han ido».
«Llevo a mis espaldas la celebración de más de mil quinientos entierros, tal vez dos mil, entre ellos los de la mayoría de los familiares, de una larga familia, Más capillas ardientes, otros tantos aniversarios, difuntos de todas las edades en infinidad de circunstancias,… Ello obliga a uno a hacer infinidad de reflexiones, de comentarios a las lecturas… La mayoría de las veces aprovecho las lecturas correspondientes a la liturgia del día… Y es posible que estas palabras hayan podido servir de alivio y consuelo a quienes lloran la muerte de sus seres queridos. Pero eso no significa que uno mismo no sienta al menos un cierto pánico o angustia, como el estudiante que por muy preparado que esté no deja de temblar y sentir preocupación ante los exámenes».
LA MUERTE NO TIENE EDAD
«La muerte tampoco tiene edad. Nadie muere la víspera de la muerte (…). Todos nos vamos a morir y aunque se trata de una verdad incuestionable, da la impresión de que no todo el mundo se la cree, piensan que solo se mueren los demás. La muerte sucede solamente una vez, no va a haber más oportunidades. La muerte llegará pronto, quiere decir, que podría ser hoy o mañana pero, que aunque sucediera cuando tengamos 90 años, también es pronto. Esta vida se pasa muy rápidamente y siempre será pronto. Y por último, otra gran certeza: no nos llevamos nada, al menos nada material y, sin embargo, estamos obsesionados en acumular riquezas».
El autor de ‘La muerte, asignatura pendiente’ asegura que «si pensáramos en la muerte, probablemente viviríamos la vida de otra manera, seríamos más responsables, más sensatos y generosos… mejores personas (…). Si tuviéramos más presente que todos hemos de morir y que esta vida se acaba, comprenderíamos la necesidad de un mayor espacio para la fe y la esperanza».
MORIR ES NACER
«Mientras vivimos en esta vida, antes de la muerte, estamos dentro de Dios como el niño dentro de su madre, pero no lo vemos. Nos encontramos con muchos problemas y dificultades, pero a pesar de todo no queremos nacer, es decir, morir. No obstante, llega el momento en que la enfermedad o la vejez hacen insostenible la vida. Es necesario un cambio. Hay que morir.
Ni el niño puede vivir eternamente dentro de su madre, ni nosotros eternamente en este mundo. En principio, es doloroso el tránsito, o sea la muerte, como lo es el parto. Sin embargo, el cambio será enorme. Pasará de la oscuridad a la luz que es Dios. Y, sobre todo, al fin podrá ver a Dios cara a cara. La muerte, verdadero nacimiento. La muerte, un amanecer».
Máximo Álvarez nació en Quintana del Castillo (León), en 1952, desde los 23 años ha ejercido como sacerdote y profesor de Religión en varias parroquias e institutos. En la actualidad, es párroco de El Buen Pastor de Ponferrada e imparte clases en el IES Virgen de la Encina de Ponferrada. Es delegado diocesano de Enseñanza de Astorga. Colaborador habitual en prensa y radio.