En el espejo de María de Nazaret

En el espejo de María de Nazaret

Santiago Agrelo, Ofm, arzobispo emérito de Tánger, escribe en nuestra revista Icono de diciembre un artículo que titula ‘En el espejo de María de Nazaret’. «Nos acercamos a María de Nazaret, para aprender de ella -aprender mirándonos en ella- a creer y a amar, y hacernos imitadores suyos en la fe y en el amor. Con fe y amor, ella se ocupó de Jesús. Nosotros deseamos aprender aquella fe, aquel amor, para ocuparnos del cuerpo de Cristo, que es la Iglesia».

El franciscano español describe a la Virgen María, Madre del Hijo de Dios, como hija predilecta del Padre y templo del Espíritu Santo, y también como «miembro eminente del todo singular de la Iglesia y como su prototipo y modelo destacadísimos en la fe y en el amor» (LG 53).

En palabras de Agrelo, recordamos con admiración lo que la Virgen maría es, y, en su misterio, atisbamos con asombro lo que la gracia de Dios ha hecho de nosotros: hermanos, hermanas y madres de Cristo Jesús; hijos muy amados de Dios, en Cristo Jesús; templos del Espíritu Santo, en los que se ofrecen sacrificios espirituales que Dios acepta por Cristo Jesús.

Según Santiago Agrelo, en la Virgen María la Iglesia «llegó a la perfección, sin mancha ni arruga» (LG, 65). Nosotros recorremos aún el camino que lleva al mismo destino de perfección y belleza. En la Virgen María volvemos nuestros ojos de hombres y mujeres creyentes, caminantes que hemos de esforzarnos por crecer en santidad, pues ella resplandece ante nosotros como modelo de todas las virtudes y ejemplo preclaro de fe y de amor.

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