17 Nov Lo que Dios quiere para este tiempo
Una persona, un hombre rico, corrió hacia Jesús mientras Él “iba de camino” (Mc 10,17). Muchas veces, los Evangelios nos presentan a Jesús “en camino”, acompañando a un hombre en su marcha y escuchando las preguntas que pueblan e inquietan su corazón. De este modo, Él nos revela que Dios no habita en lugares asépticos, en lugares tranquilos, lejos de la realidad, sino que camina a nuestro lado y nos alcanza allí donde estemos, en las rutas a veces ásperas de la vida.
Este es el artículo del Papa Francisco que publicamos en nuestra sección ‘María del Perpetuo Socorro’ de la revista Icono de este mes.
Hacer Sínodo significa caminar juntos en la misma dirección. Miremos a Jesús, que en primer lugar encontró en el camino al hombre rico, después escuchó sus preguntas y, finalmente, lo ayudó a discernir qué tenía que hacer para heredar la vida eterna.
El Evangelio comienza refiriendo un encuentro. Un hombre se encontró con Jesús y le hizo una pregunta decisiva: “Maestro bueno, ¿qué tengo que hacer para heredar la vida eterna)” (v. 17).
Un verdadero encuentro sólo nace de la escucha. Jesús se puso a escuchar la pregunta de aquel hombre y su inquietud religiosa y existencial. No dio una respuesta formal, no ofreció una solución prefabricada. Simplemente, lo escuchó.
El encuentro y la escucha recíproca no son algo que acaba en sí mismo. Al contrario, cuando entramos en diálogo iniciamos el debate en el camino y, al final, no somos los mismos de antes, hemos cambiado. El Sínodo es un camino de discernimiento espiritual, eclesial, que se realiza en la adoración, en la oración, en el contacto con la Palabra de Dios.
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