28 Oct El cielo
El cielo es inmenso, nos sobrecoge, nos hace sentir pequeños. Así lo asegura el autor de este artículo de la revista Icono del mes de octubre. El cielo ha sido siempre un lugar al que mirar tanto para relajarse, para admirarse, par evadirse y pensar, o para dirigir unas palabras a alguien sin saber completamente si serán escuchadas, pero con la confianza de que ahí hay Alguien.
En el cielo buscamos consuelo, y es lugar de esperanza. Para el hombre bíblico, el cielo era el lugar en el que se encontraba su Dios. Y nosotros seguimos manteniendo este imaginario, de tal forma que nos sale casi automáticamente mirar hacia arriba cuando hablamos con Él.
Tenemos que comenzar explicando que, cuando hablamos de Cielo, la Sagrada Escritura suele referirse a “la realidad de Dios”. No se trata de nuestro cielo, sino del lugar del ámbito divino, lo invisible, allí donde se encuentra Dios y su “corte celestial”.
Algunas preguntas para reflexionar:
¿Descubro la presencia de Dios en mi vida? ¿Siento que está junto a mí? ¿O lo siento distante, lejano: Él arriba, y yo abajo?
¿Me esfuerzo porque su voluntad se cumpla en la tierra, como se cumple en el Cielo?
¿Intento acercar el Reino de Dios, a Dios, al mundo desde mi corazón?