La vida cristiana como inversión

La vida cristiana como inversión

Escribe Víctor Chacón, CSsR, en nuestro último número de la revista Icono que hay una frase atribuida al médico griego Hipócrates que dice: “La vida es breve; el arte, largo; la ocasión, fugaz; la experiencia, engañosa; el juicio, difícil”. Casi sin quererlo, según Chacón, Hipócrates se convierte en una profunda llamada a concentrar y desplegar la propia vida en algo valioso, verdadero y bueno. En el Evangelio, por otro lado, nos encontramos que Jesús dice a sus discípulos: “Quien quiera salvar su vida, la perderá; pero el que pierda su vida por mí y por el Evangelio la salvará” (Mc 8, 35).

En palabras del misionero redentorista, “cada vez veo más la vida humana como una inversión, una apuesta”. El Evangelio también nos invita a verlo así. Para dar fruto hemos de arriesgar, soltar la semilla en la tierra, cuidarla y esperar. No hay nada seguro ni automático, sólo cabe confiar y esperar, después del trabajo realizado. También Pablo nos interpela: “Quien siembra tacañamente, tacañamente cosechará” (1 Cor, 9,6).

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