27 Abr LUNES DE LA 3ª SEMANA DE PASCUA
Canto: En mi debilidad.
PRIMERA LECTURA: Hechos de los Apóstoles 6, 8-15
En aquellos días, Esteban, lleno de gracia y poder, realizaba grandes prodigios y signos en medio del pueblo. Unos cuantos de la sinagoga llamada de los libertos, oriundos de Cirene, Alejandría, Cilicia y Asia, se pusieron a discutir con Esteban; pero no lograban hacer frente a la sabiduría y al espíritu con que hablaba.
Entonces indujeron a unos que asegurasen:
«Le hemos oído palabras blasfemas contra Moisés y contra Dios».
Alborotaron al pueblo, a los ancianos y a los escribas, y viniendo de improviso, lo agarraron y lo condujeron al Sanedrín, presentando testigos falsos que decían:
«Este individuo no para de hablar contra el Lugar Santo y la Ley, pues le hemos oído decir que ese Jesús el Nazareno destruirá este lugar y cambiará las tradiciones que nos dio Moisés».
Todos los que estaban sentados en el Sanedrín fijaron su mirada en él y su rostro les pareció el de un ángel.
Palabra de Dios.
Sal 118, 23-24. 26-27. 29-30
ANTÍFONA: Dichoso el que camina en la voluntad del Señor.
Aunque los nobles se sienten a murmurar de mí,
tu siervo medita tus decretos;
tus preceptos son mi delicia,
tus enseñanzas son mis consejeros.
Te expliqué mi camino, y me escuchaste:
enséñame tus mandamientos;
instrúyeme en el camino de tus mandatos,
y meditaré tus maravillas.
Apártame del camino falso,
y dame la gracia de tu ley;
escogí el camino verdadero,
deseé tus mandamientos.
ANTÍFONA: Dichoso el que camina en la voluntad del Señor.
LECTURA DEL EVANGELIO: San Juan 6, 22-29
Después de que Jesús hubo saciado a cinco mil hombres, sus discípulos lo vieron caminando sobre el mar.
Al día siguiente, la gente que se había quedado al otro lado del mar notó que allí no había habido más que una barca y que Jesús no había embarcado con sus discípulos, sino que sus discípulos se habían marchado solos.
Entretanto, unas barcas de Tiberíades llegaron cerca del sitio donde habían comido el pan después que el Señor había dado gracias. Cuando la gente vio que ni Jesús ni sus discípulos estaban allí, se embarcaron y fueron a Cafarnaún en busca de Jesús.
Al encontrarlo en la otra orilla del lago, le preguntaron:
«Maestro, ¿cuándo has venido aquí?»
Jesús les contestó:
«En verdad, en verdad os digo: me buscáis no porque habéis visto signos, sino porque comisteis pan hasta saciaros. Trabajad, no por el alimento que perece, sino por el alimento que perdura para la vida eterna, el que os dará el Hijo del hombre; pues a éste lo ha sellado el Padre, Dios».
Ellos le preguntaron:
«Y, ¿qué tenemos que hacer para realizar las obras de Dios?».
Respondió Jesús:
«La obra de Dios es Esta: que creáis en el que él ha enviado».
Palabra del Señor.
PADRE NUESTRO.
AVE MARÍA.
ORACIÓN FINAL.
Quiero aprender tu capacidad de posar
sin prisa la mirada en aquellos que te necesitan.
De hacer únicos los encuentros cotidianos.
Quiero aprender de Ti la generosidad sin límites.
Esa que desborda todo lo esperado,
que te colma de bienes y de bendiciones.
Quiero aprender de Ti a pedir sin exigir,
porque comprendes que cada uno da lo que tiene
y puede en cada momento.
A Ti eso te basta Jesús, por muy poco que sea,
por muy roto que esté, lo bendices y lo multiplicas.
Y quiero buscar como Tú los momentos
en los que en soledad me encuentre con el Padre.
Esos momentos que me equilibran y me sostienen.
Que me ayudan a reconocer que todo viene de Él.
Que me hacen vivir dando gracias.
(Almudena Egea)
LUNES DE LA 3ª SEMANA DE PASCUA