07 Nov Ejercicios Espirituales en el Espino
Durante la primera semana de septiembre tuvieron lugar los Ejercicios comunitarios que organiza anualmente la Provincia de Madrid para los redentoristas, en nuestro monasterio de El Espino. Este año han quedado enmarcados, según información fidedigna, como uno más de los eventos de los 140 años desde que los redentoristas se hicieron cargo de este monasterio.
El predicador fue Mons. Silvio Báez. Silvio, es un religioso carmelita, nacido en Nicaragua y desde hace 10 años obispo auxiliar de la diócesis de Managua, aunque en estos momentos se encuentra en Roma. Vivir permanente amenazados parece ser el sino de los profetas, los de antes y los de ahora. Digamos, para finalizar su presentación, que es doctor en Sagrada Biblia, título obtenido en el Bíblico de Roma, y ha sido durante años profesor en el Teresiano de Roma.
“Deseo, dijo ya el primer día, que podamos hacer entre todos, una profunda experiencia de fe, en estos días de reflexión…”. Por eso al iniciar los ejercicios nos hizo una seria propuesta de silencio, de “soledad sonora” y de interioridad… para evitar la dispersión.
No es este el lugar para presentar el contenido y las reflexiones de los cinco días de ejercicios bastará una pincelada sobre su desarrollo y estructura general.
En lugar de los Laudes habituales, iniciábamos el día a las 8:15 h. de la mañana con la Lectio Divina. Fue uno de los momentos más interpelantes de la jornada, basado en lectura de un texto del Nuevo Testamento, con su exegesis y unas muy acertadas actualizaciones a nuestra vida y momentos actuales de la Iglesia. Vale la pena mencionar los textos elegidos: – la oración de Jesús en el huerto de Getsemaní; – el encuentro de Jesús con Zaqueo; – Jesús caminando sobre las aguas y echando una mano a Pedro y, el último día, – la generosidad de la viuda, que depositó en el cepillo del templo, todo lo que tenía para vivir. Fueron momentos intensos de oración, en los que la gran maestría del biblista se enriquecía con la del buen carmelita, aportando rasgos de la espiritualidad de Santa Teresa y de San Juan de la Cruz.
Las charlas de la mañana y de la tarde fueron el plato fuerte del estudio y la reflexión. No hubo un esquema estructurado de conferencias como suele ser habitual, y esta fue, sin duda, otra de las originalidades de estos ejercicios que tuvieron como único tema una lectura sintética de algunos de los textos más importantes del profeta Ezequiel.
Ezequiel es un profeta poco conocido. Vivió un cambio de época en el destierro de Babilonia con su pueblo. Fue profeta en medio de un pueblo que lo había perdido todo: sus autoridades, su tierra, el templo… Fue aquí donde Ezequiel actuó como un profeta de denuncia y de esperanza a la vez. Su situación vital, su persona y su mensaje pueden ser muy iluminadores en esta época de cambio que nos toca vivir. Solo podemos hacer una referencia a los textos escogidos para las sucesivas meditaciones de mañana y tarde: Vocación de Ezequiel – Predicación profética de Ezequiel – Una reflexión sobre la predicación profética – El Señor es mi Pastor – Los huesos secos.
Otros de los apartados de estos ejercicios fueron las catequesis sobre la oración. Todos los días, media hora antes de la comida, monseñor Silvio nos ofreció unas instructivas catequesis sobre este tema que nos permitieron reflexionar y examinar nuestra vida de oración
La jornada terminaba con la celebración de la eucaristía una hora antes de la cena. Fueron unas eucaristías pausadas y profundas. Son de destacar las interpelantes parénesis homiléticas de monseñor Silvio y la música, bien escogida y mejor cantada, que nos ayudaba a vivir y disfrutar de cada celebración.
El último día antes de la eucaristía de clausura, tuvimos un encuentro final que pretendía ser una pequeña evaluación de los ejercicios, pero que se convirtió más bien en un espontáneo y continuo agradecimiento. Agradecimiento a monseñor Silvio por su presencia, por el tema elegido y, particularmente, por su testimonio profético. Interpelado de nuevo por su situación, con gran discreción y sencillez, volvió a resaltar la situación tan dramática que está viviendo la gente y la Iglesia de su país.
Este es el resumen sintético de lo que hemos vivido estos días en El Espino los treinta y tres participantes, venidos de casi todas nuestras comunidades, entre los que merecen mención especial una docena de jóvenes, nuestros estudiantes, en fraterna comunión con los más ancianos, presididos por el P. Danoz, misionero por tierras de España, África y Venezuela con sus 90 años recién cumplidos.
Al día siguiente de terminar los ejercicios, Mons. Silvio José Báez publicaba en su cuenta de redes sociales la foto del grupo con este texto:
“Los Padres Misioneros Redentoristas de España me invitaron a predicarles este año sus ejercicios espirituales. Hemos vivido varios días de profunda escucha orante de la Palabra de Dios. Les agradezco su acogida fraterna, su testimonio de vida consagrada y sus oraciones”.
Arsenio Díez, CSsR