REZAR EN ADVIENTO – 19 de diciembre de 2015.

REZAR EN ADVIENTO – 19 de diciembre de 2015.

Canto: Espera en el Señor.
 
1ª LECTURA: Jueces 13, 2-7. 24-25a
En aquellos días, había en Sorá un hombre de la tribu de Dan, llamado Manoj. Su mujer era estéril y no había tenido hijos.
El ángel del Señor se apareció a la mujer y le dijo:
– «Eres estéril y no has tenido hijos. Pero concebirás y darás a luz un hijo; ten cuidado de no beber vino ni licor, ni comer nada impuro, porque concebirás y darás a luz un hijo. No pasará la navaja por su cabeza, porque el niño estará consagrado a Dios desde antes de nacer. Él empezará a salvar a Israel de los filisteos .»
La mujer fue a decirle a su marido:
-«Me ha visitado un hombre de Dios que, por su aspecto terrible, parecía un mensajero divino; pero no le pregunté de dónde era, ni él me dijo su nombre. Sólo me dijo: «Concebirás y darás a luz un hijo: ten cuidado de no beber vino ni licor, ni comer nada impuro; porque el niño estará consagrado a Dios desde antes de nacer hasta el día de su muerte.»
La mujer de Manoj dio a luz un hijo y le puso de nombre Sansón. El niño creció y el Señor lo bendijo. Y el espíritu del Señor comenzó a agitarlo.
Palabra de Dios.
 
SALMO 70,3-4a.5-6ab.16-17
ANTÍFONA: Que mi boca esté llena de tu alabanza y cante tu gloria
Sé tú mi roca de refugio,
el alcázar donde me salve,
porque mi peña y mi alcázar eres tú.
Dios mío, líbrame de la mano perversa.
Porque tú, Dios mío, fuiste mi esperanza
y mi confianza, Señor, desde mi juventud.
En el vientre materno ya me apoyaba en ti,
en el seno tú me sostenías.
Contaré tus proezas, Señor mío,
narraré tu victoria, tuya entera.
Dios mío, me instruiste desde mi juventud,
y hasta hoy relato tus maravillas.
ANTÍFONA: Que mi boca esté llena de tu alabanza y cante tu gloria
 
LECTURA DEL EVANGELIO: Lucas 1,5-25
En tiempos de Herodes, rey de Judea, había un sacerdote llamado Zacarías, del turno de Abías, casado con una descendiente de Aarón llamada Isabel.
Los dos eran justos ante Dios, y caminaban sin falta según los mandamientos y leyes del Señor. No tenían hijos, porque Isabel era estéril, y los dos eran de edad avanzada.
Una vez que oficiaba delante de Dios con el grupo de su turno, según el ritual de los sacerdotes, le tocó a él entrar en el santuario del Señor a ofrecer el incienso; la muchedumbre del pueblo estaba fuera rezando durante la ofrenda del incienso.
Y se le apareció el ángel del Señor, de pie a la derecha del altar del incienso. Al verlo, Zacarías se sobresaltó y quedó sobrecogido de temor.
Pero el ángel le dijo:
– «No temas, Zacarías, porque tu ruego ha sido escuchado: tu mujer Isabel te dará un hijo, y le pondrás por nombre Juan. Te llenarás de alegría, y muchos se alegrarán de su nacimiento. Pues será grande a los ojos del Señor: no beberá vino ni licor; se llenará de Espíritu Santo ya en el vientre materno, y convertirá muchos israelitas al Señor, su Dios. Irá delante del Señor, con el espíritu y poder de Elías, para convertir los corazones de los padres hacía los hijos, y a los desobedientes, a la sensatez de los justos, preparando para el Señor un pueblo bien dispuesto.»
Zacarías replicó al ángel:
– «¿Cómo estaré seguro de eso? Porque yo soy viejo, y mi mujer es de edad avanzada.»
El ángel le contestó:
– «Yo soy Gabriel, que sirvo en presencia de Dios; he sido enviado a hablarte para darte esta buena noticia. Pero mira: te quedarás mudo, sin poder hablar, hasta el día en que esto suceda, porque no has dado fe a mis palabras, que se cumplirán en su momento.»
El pueblo estaba aguardando a Zacarías, sorprendido de que tardase tanto en el santuario. Al salir no podía hablarles, y ellos comprendieron que había tenido una visión en el santuario. Él les hablaba por señas, porque seguía mudo.
Al cumplirse los días de su servicio en el templo volvió a casa. Días después concibió Isabel, su mujer, y estuvo sin salir cinco meses, diciendo:
– «Así me ha tratado el Señor cuando se ha dignado quitar mi afrenta ante los hombres.»
Palabra del Señor.
 
PETICIONES:

  • Te pedimos por nuestros grupos y comunidades, para que a pesar de las dificultades e injusticias que enfrentamos cada día, seamos capaces de sembrar esperanza y luchar con entusiasmo evangélico por un mundo mejor.
  • Te pedimos por todos nosotros para que sepamos poner todos nuestros esfuerzos a favor de la paz, la unidad y la fraternidad.
  • Te pedimos por todos los que viven solo dando vueltas a sus cuentas, a sus necesidades, a sus deseos, sin tener en cuenta las necesidades básicas de los más necesitados.

PADRE NUESTRO.
 
AVE MARÍA.
 
ORACIÓN FINAL. (San Alfonso)
Señor Jesús,
por el amor que tienes
a los hombres,
noche y día llamas y recibes
a los que te visitan.
Te adoro
desde el abismo de mi nada.
Te agradezco
el favor de haberme dado
tu persona en este sacramento
y la oportunidad de poder visitarte.
Te saludo, Señor, por tres motivos:
El primero, en agradecimiento
por este don precioso.
El segundo, para compensarte
de las desatenciones que recibes,
y el tercero,
porque. con este encuentro,
te deseo adorar
en todas las iglesias
donde esperas
que también te visiten.