17 Sep Último y servidor
Lectura del libro de la Sabiduría (2,12.17-20):
Se dijeron los impíos: «Acechemos al justo, que nos resulta incómodo: se opone a nuestras acciones,nos echa en cara nuestros pecados, nos reprende nuestra educación errada; veamos si sus palabras son verdaderas, comprobando el desenlace de su vida. Si es el justo hijo de Dios, lo auxiliará y lo librará del poder de sus enemigos; lo someteremos a la prueba de la afrenta y la tortura, para comprobar su moderación y apreciar su paciencia; lo condenaremos a muerte ignominiosa, pues dice que hay quien se ocupa de él.»
Salmo 53
R/. El Señor sostiene mi vida
Oh Dios, sálvame por tu nombre,
sal por mí con tu poder.
Oh Dios, escucha mi súplica,
atiende a mis palabras. R/.
Porque unos insolentes se alzan contra mí,
y hombres violentos me persiguen a muerte,
sin tener presente a Dios. R/.
Pero Dios es mi auxilio,
el Señor sostiene mi vida.
Te ofreceré un sacrificio voluntario,
dando gracias a tu nombre, que es bueno. R/.
Lectura de la carta del apóstol Santiago (3,16–4,3):
Donde hay envidias y rivalidades, hay desorden y toda clase de males. La sabiduría que viene de arriba ante todo es pura y, además, es amante de la paz, comprensiva, dócil, llena de misericordia y buenas obras, constante, sincera. Los que procuran la paz están sembrando la paz, y su fruto es la justicia. ¿De dónde proceden las guerras y las contiendas entre vosotros? ¿No es de vuestras pasiones, que luchan en vuestros miembros? Codiciáis y no tenéis; matáis, ardéis en envidia y no alcanzáis nada; os combatís y os hacéis la guerra. No tenéis, porque no pedís. Pedís y no recibís, porque pedís mal, para dar satisfacción a vuestras pasiones.
Lectura del santo evangelio según san Marcos (9,30-37):
En aquel tiempo, Jesús y sus discípulos se marcharon de la montaña y atravesaron Galilea; no quería que nadie se entera se, porque iba instruyendo a sus discípulos. Les decía: «El Hijo del hombre va a ser entregado en manos de los hombres, y lo matarán; y, después de muerto, a los tres días resucitará.» Pero no entendían aquello, y les daba miedo preguntarle.
Llegaron a Cafarnaún, y, una vez en casa, les preguntó: «¿De qué discutíais por el camino?»
Ellos no contestaron, pues por el camino habían discutido quién era el más importante. Jesús se sentó, llamó a los Doce y les dijo: «Quien quiera ser el primero, que sea el último de todos y el servidor de todos.»
Y, acercando a un niño, lo puso en medio de ellos, lo abrazó y les dijo: «El que acoge a un niño como éste en mi nombre me acoge a mí; y el que me acoge a mí no me acoge a mí, sino al que me ha enviado.»
[su_box title=»‘…sea el último y servidor de todos'»]
Retomamos el curso y sus ajetreos. Lo hacemos iluminados por la Palabra de Dios que siempre nos cuestiona e interpela, nos pide salir de inercias y comodidades, abrirnos a un nuevo modo de sentir y de hacer. Esto se ve aún más claro en las lecturas de este domingo, veámoslo.
El libro de la Sabiduría habla de las quejas que tienen los malvados contra el “Justo” o elegido de Yahvé, alguien que vive con fe sincera y rectitud su vida. Las quejas de estas personas son claras: el justo nos molesta, nos incomoda, ya que nos lleva la contraria y no nos da la razón siempre en lo que hacemos y decimos. ¡Ay, amigos, que se os ve el plumero! El justo os cae mal porque como coloquialmente decimos “no os sigue el rollo”, no busca caeros simpático, es alguien libre. Y las personas libres siempre son molestas. Esta lectura nos hace caer en la cuenta de lo fácil que es caer en la comodidad, y rodearse de gente que nos sonríe y da palmaditas en la espalda, pero que no busca nuestro bien ni nos hacen crecer… ¿no seremos nosotros de esos, verdad? Puede que alguna vez sí, pero tranquilos Dios es misericordioso y a tiempo estamos de rectificar.
La segunda lectura es de Santiago. Su carta llama a los creyentes a vivir según la Sabiduría de Dios y no nuestra “sabiduría” o criterio que muchas veces genera más conflicto que unión. El que se guía por la Sabiduría de arriba busca la paz de palabra y obra, es alguien comprensivo, dócil, lleno de misericordia y buenas obras. Tu criterio y el mío, muchas veces son parciales o interesados, enfrentan, separan, alejan… merece la pena dejarse conducir por Dios y su Sabiduría ¿no os parece? No solo por lo que yo quiero para mí o para ti, sino por lo que Dios quiere para nosotros.
Marcos vuelve a presentar una escena de convivencia entre Jesús y los discípulos. Dice que querían estar tranquilos porque Jesús les estaba instruyendo, formando, sobre cosas serias. Les hablaba de su propio final, de su muerte, que intuía no muy lejana, y de cómo no debían perder la esperanza… pero ellos mientras discutían otras cosas. ¿Qué cosas? Pues lo lógico y humano, quién iba a ser más importante cuando Jesús no estuviera, quién iba a seguir mandando en ese grupo. Jesús es implacable: ¡El que quiera ser el primero que se ponga el último y sea el servidor de todos! Ojo, con el cambio y la paradoja. El criterio de Dios es que van primero los que más sirven, los que más se entregan, los que más agachados están porque limpian los pies de sus hermanos, y curan sus heridas y secan sus lágrimas. Esto no va de tronos ni de cargos, ni tan siquiera de dar órdenes a nadie. Va de servir y de entregar la vida. ¿Lo pillas? Pues a los discípulos les costó bastante. Ya les aventajas en algo. Ahora sólo toca vivirlo.
Víctor Chacón Huertas, CSsR [/su_box]