14 Ene 15 enero 2015
1ª LECTURA: Hebreos 3, 7-14
Como dice el Espíritu Santo:
«Si escucháis hoy su voz, no endurezcáis el corazón, como cuando la rebelión, cuando la prueba del desierto, donde me pusieron a prueba vuestros padres y me tentaron, a pesar de haber visto mis obras durante cuarenta años; por eso me indigné contra aquella generación, y dije: «Siempre tienen el corazón extraviado; no han conocido mis caminos, por eso he jurado en mi cólera que no entrarán en mi descanso.»»
¡Atención, hermanos! Que ninguno de vosotros tenga un corazón malo e incrédulo, que lo lleve a desertar del Dios vivo.
Animaos, por el contrario, los unos a los otros, día tras día, mientras dure este «hoy», para que ninguno de vosotros se endurezca, engañado por el pecado.
En efecto, somos partícipes de Cristo, si conservamos firme hasta el final la actitud del principio.
Palabra de Dios.
SALMO: Sal 94, 6-7. 8-9. 10-11
ANTÍFONA: Ojalá escuchéis hoy la voz del Señor: «No endurezcáis vuestro corazón.»
Entrad, postrémonos por tierra,
bendiciendo al Señor, creador nuestro.
Porque él es nuestro Dios,
y nosotros su pueblo,
el rebaño que él guía.
Ojalá escuchéis hoy su voz:
«No endurezcáis el corazón como en Meribá,
como el día de Masá en el desierto;
cuando vuestros padres me pusieron a prueba
y me tentaron, aunque habían visto mis obras.»
«Durante cuarenta años
aquella generación me asqueó, y dije:
«Es un pueblo de corazón extraviado,
que no reconoce mi camino;
por eso he jurado en mi cólera
que no entrarán en mi descanso.»»
ANTÍFONA: Ojalá escuchéis hoy la voz del Señor: «No endurezcáis vuestro corazón.»
EVANGELIO: Marcos 1,40-45
En aquel tiempo, se acercó a Jesús un leproso, suplicándole de rodillas:
-«Si quieres, puedes limpiarme.»
Sintiendo lástima, extendió la mano y lo tocó, diciendo:
-«Quiero: queda limpio.»
La lepra se le quitó inmediatamente, y quedó limpio.
Él lo despidió, encargándole severamente:
-«No se lo digas a nadie; pero, para que conste, ve a presentarte al sacerdote y ofrece por tu, purificación lo que mandó Moisés.»
Pero, cuando se fue, empezó a divulgar el hecho con grandes ponderaciones, de modo que Jesús ya no podía entrar abiertamente en ningún pueblo; se quedaba fuera, en descampado; y aun así acudían a el de todas partes.
Palabra del Señor.
ORAR CON LOS SANTOS:
Ensancha, Señor, el horizonte de mi caridad, para que pueda derretirme en tu amor. Arrebátame en tu gracia, elevándome sobre mí mismo en un fervor sin límites. Que mi alma desfallezca en tu alabanza, que te ame a Ti más que a mí.
Cuando me veo abandonado a mis fuerzas, nada puedo por mí mismo y soy pura flaqueza. Mas si de pronto tú me miras, me siento fuerte, y una alegría nueva invade todo mi ser. Levántame hacia Ti, estréchame entre tus brazos con ternura, socórreme en mis necesidades y presérvame de los peligros, porque Tú eres mi única salvación, mi virtud y mi fortaleza. (Fray Tomás de Kempis)
SANTOS:
Pablo, ermitaño; Cosme, Benito, Máximo, Emberto, obispos; Francisco Fernández Capillas, protomártir de China; Tarsicia, Secundina, vírgenes; Mauro, Alejandro, Macario, Conrado, abades; Miqueas, Habacuc, profetas; Arsenio, Efisio, Eligio, Isidoro, Juan, Calabita, confesores; Ida, monja; Tarsicia, viuda.